Javier Marías (1951-2022), en su momento icono progre –ahora no se sabe–, definía el fútbol como «un trasunto beneficioso y pacífico de las batallas», después de admitir que «algunos de los momentos más emocionantes de mi vida los he vivido en el fútbol». La batalla de Inglaterra, la histórica, fue la primera contienda, solo aérea, entre la aviación de Hitler (1898-1945) y la del Reino Unido de los «sangre, sudor y lágrimas» de Churchill (1874-1965). Aquella fue decisiva para esa libertad de Yolanda Díaz –pecatta minuta– cuando intenta imponer la jornada laboral, pero en el imaginario español ha habido otras batallas de Inglaterra. Lamine Yamal, un niño prodigio de 16/17 años –no hay que discutir la fecha de su «cumple»– quizá lo ignore, aunque se lo contarán. Un 2 de julio de 1950, hace casi tres cuartos de siglo, en Maracaná, el estadio de fútbol más grande de mundo, en Río de Janeiro, España venció 1-0, a Inglaterra en un Mundial de fútbol, la mejor clasificación de «la Roja», que entonces no era «la Roja», porque los rojos eran los malos, en la historia hasta el éxito, hace ahora 14 años y un par de días, de Sudáfrica 2010. (Por cierto, yo estuve allí y es cierto). Lamine Yamal es imposible que lo recuerde. A Nico Williams, navarrico de pro, porque juega en el Athletic, quizá se lo hayan contado, pero es una batallita. Aquel 2 de julio, España ganó a Inglaterra, y la descabalgó de la élite, con un gol de Telmo Zarra (1921-2006), a pase de Piru Gaínza (1922-1995), ambos de aquel once bilbaíno que ganó tantas Copas, sin entrar en detalles de denominaciones. Fue el mayor éxito de la selección española hasta que ganó la Eurocopa de 1964, pero los más veteranos –quedan pocos– recuerdan la retransmisión de Matías Prats (1913-2004) –padre del de la tele– en la radio, porque entonces no había otra cosa. El domingo, habrá otra batalla de Inglaterra. España parte de favorita y es un hándicap. No obstante, España e Inglaterra –y es lo importante– son países mucho mejores y prósperos –a pesar de los problemas– que en 1950 y su fútbol también está a años luz –y mejor– de aquella época. España debe ganar, porque el equipo –al que apoyan hasta los medio indepes como Piqué, un genio del fútbol– es mejor, pero todo es posible, incluso probable. Nada más que un trasunto pacífico de una batalla, ya lo escribió y disfrutó Marías, Javier.