Luisma (51) llegó a 'First Dates' este jueves 11 de julio asegurando que le gustaban «las mujeres macizas». O lo que en su jerga de sevillano quería decir «con curvas bien definidas» para lucirlas vestida de flamenca. Pero nada más posar los ojos por primera vez en la que sería su cita se quedó en 'shock'. Y no precisamente para bien. «Pensé que sería una broma de Carlos (Sobera) o del programa. Esto no se asemeja en nada a lo que yo busco. La veo muy clásica, con un vestido que se pone mi madre para ir a misa», se quejó sin cortarse en pelo en un total a cámara. Llegó a considerar incluso que fuese la madre o la tía de su pretendienta, echándole a simple vista unos diez años más de los que en realidad tenía. «Está muy quemada», volvió a replicar. «Pues no, no era una broma. Era mi cita», tuvo que asumir pasada la impresión inicial, aunque con la decepción visible en su expresión y en sus palabras. Aún no había intercambiado ni un saludo con la mujer que el 'dating show' de Cuatro pretendía que hiciera 'match'. La cita de Luism a fue María (52), una hostelera almeriense con espíritu aventurero que llevaba cinco años sin pareja. Ajena a la primera impresión demoledora que le había causado al sevillano, la soltera rompió el hielo teniendo un bonito detalle con él. De regalo, le entregó un Indalo, el emblema de Almería. Al cabo de un rato, el equipo de 'First Date s' preguntó por fin a María qué le parecía Luisma . Resulta que la decepción había sido mutua. Si al soltero ella le pareció mayor, a la otra integrante de la cita le supuso un problema justo lo contrario, que él aparentara menos edad. A ella le gustaban los hombres «con menos cara de niño». Conforme fue transcurriendo la velada, quedó más que claro que no tenían absolutamente nada en común, salvo que ambos habían comprobado en sus carnes que el mercado de las relaciones estaba fatal. No hizo falta llegar a la decisión final para descubrir que ni Luisma ni María se veían en una relación. Por lo menos, en una que implicara al otro. Así las cosas, el desenlace de la velada acabó siendo la crónica de una separación anunciada.
