Una sugerencia, si me lo permite. Si puede, vaya usted un día a comer a una conocida franquicia de pollo frito en un centro comercial de un municipio gaditano célebre por sus vinos. Si va, es probable que le atienda un joven muy bien parecido, de camisa impoluta, siempre sonriente, educadísimo y con una predisposición que ya quisieran para sí muchos de los camareros y resto de trabajadores de la hostelería andaluza. Ese joven del que les hablo y que trabaja en el Kentucky Fried Chicken del Centro Comercial Área Sur de Jerez –al final les he hecho la publicidad gratuita– es el orgullo de su madre. Un detalle más. El joven del que les hablo, de nombre Mady, es...
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