Directora de monitoreo de indicadores educativos.
Nos enfrentamos a un sistema educativo que nunca antes había sido tan golpeado como ahora. La actual administración se enfrentó con hechos que nunca antes habían sucedido, el principal fue una pandemia que generó retrasos importantes en los aprendizajes de los estudiantes. El Banco mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo señalan que la pérdida de aprendizaje es equivalente al tiempo que estuvieron cerradas las escuelas y en México se mantuvieron cerradas durante 18 meses.
También nos encontramos con un sistema educativo que ha ido perdiendo sistemáticamente sus evaluaciones de aprendizaje y no sabemos exactamente dónde estamos parados, ya que no contamos con datos y cada vez perdemos más. México no solo dejó de evaluar a sus estudiantes, también salió de las evaluaciones internacionales.
Y la infraestructura educativa es cada vez más deficiente; escuelas sin luz, agua sanitarios o lavamanos y esto termina afectando los procesos de aprendizaje de nuestros estudiantes.
¿Qué podemos esperar para los próximos seis años? Será una novedad iniciar el sexenio sin una reforma educativa, ya que no hay planes de reforma al artículo tercero constitucional de forma dramática y esto quizá ayude a que la Nueva Escuela Mexicana se consolide. Las dos administraciones anteriores sí hicieron su propia reforma en esta materia.
La Nueva Escuela Mexicana comenzó a aplicarse en este ciclo escolar, no de manera gradual como se había anunciado, sino “de un jalón”, y estrenando libros de texto gratuito. Esto fue un gran reto, sobre todo para las y los docentes que no recibieron una formación adecuada antes de iniciar el ciclo escolar y recibieron los libros una semana antes, en el mejor de los casos, y en muchas ocasiones con retrasos.
¿Por qué es un reto? La Nueva Escuela Mexicana ya no tiene una enseñanza por asignaturas sino por proyectos en los que se van incorporando distintas asignaturas de manera gradual, pero para que esto se implemente no se ha brindado el apoyo a las y los docentes y les dejamos una carga muy fuerte que repercute en su desempeño y la forma en que aprenden sus estudiantes.
En los últimos seis años, la principal política educativa ha sido ofrecer becas; si bien beneficia de alguna manera en la permanencia en la escuela, no mejora la calidad educativa ni los aprendizajes de las y los estudiantes.
¿Qué hay hacia adelante? Debemos consolidar este sistema de enseñanza, pero apoyando fuertemente a nuestros docentes que tienen menos de 100 pesos al año para su formación, se deben hacer los ajustes necesarios en las escuelas normales y quitarles a las maestras y los maestros parte del gran peso que actualmente tienen.
Y como ya mencioné, no hacemos las evaluaciones pertinentes a nuestros estudiantes que nos permitan saber si se tienen que hacer ajustes en las políticas públicas. Es importante evaluar para saber cómo se encuentran los aprendizajes de nuestros estudiantes, por lo menos en cuestiones básicas como matemáticas y lectura, pues los resultados de México en PISA no han mejorado en los últimos 25 años y no se acercan a los promedios de los demás países miembros de la OCDE.
Vemos un futuro complejo y retador, vemos que la futura presidenta Claudia Sheinbaum buscó un perfil de diálogo y negociación al frente del sistema educativo, y desde Mexicanos Primero esperamos que esas capacidades de negociación sirvan para mejorar el presupuesto para la educación y para abrir el diálogo no solo con los sindicatos y la disidencia, sino también con las OSC y las familias. Siempre poniendo por delante el derecho a aprender de las niñas, los niños y los adolescentes.