Lamine Yamal ya había estado este año en Múnich y sobrevoló el Allianz Arena, donde marcó su golazo contra Francia en una semifinal de Eurocopa que le consagró como fenómeno futbolístico mundial del año cuando aún no ha cumplido los 17 años. Ese desplazamiento fugaz fue a principios de febrero. Un viaje relámpago a Herzogenaurach, donde tiene la sede central Adidas. La marca alemana se trabajó durante muchos meses el fichaje de la estrella del futuro que ya es presente mucho antes de lo que esperaban. Un adolescente que se ha convertido en un icono mediático en menos de un año. Fue una jugada fuera de lo normal, admiten fuentes que siguieron de cerca la negociación. Dentro de la escala de futbolistas era un elegido (categoría A++, la máxima que tienen internamente en la empresa germana). Una apuesta que ponía a un chaval de 16 años a la altura de grandes estrellas como
Mbappé, Haaland o Bellingham y por eso se lo llevaron a Alemania para firmar su contrato millonario.
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