En un mundo en el que la digitalización y la globalización están redefiniendo el panorama laboral, la capacidad de gestionar equipos a distancia se ha convertido en una competencia fundamental para los líderes de las organizaciones. Hoy en día, el 35% de los empleados considera que trabajar de forma remota es uno de los beneficios más deseados, destacando su importancia para el equilibrio entre su vida personal y laboral.
Las empresas que buscan potenciar la productividad deben centrarse primero en encontrar la combinación adecuada de personas y tecnología, mejorar la cultura del lugar de trabajo y desarrollar el liderazgo. En este contexto, el trabajo remoto presenta desafíos que requieren de un enfoque estratégico. Esto implica repensar la forma en la que concebíamos los recursos humanos y el liderazgo. En la virtualidad, las habilidades blandas requeridas fluctúan y se diferencian de las tradicionales.
Para liderar a distancia de manera exitosa, es esencial adoptar estrategias específicas que promuevan la colaboración, la comunicación efectiva, y la motivación.
La comunicación es el pilar del cualquier liderazgo exitoso y, en un entorno remoto, su importancia se multiplica. Con la falta de presencialidad, las dinámicas y la continuidad de la comunicación del día a día pueden verse afectadas. Por eso, para evitar que esto se convierta en un problema, es necesario establecer y utilizar canales que permitan mantener a cada colaborador en contacto con su equipo. En este sentido, las herramientas de colaboración digital como las reuniones virtuales grupales y uno-a-uno, los correos electrónicos, los chats y las plataformas de gestión de proyectos, son claves para facilitar este proceso.
Es fundamental establecer expectativas claras en cuanto a responsabilidades, roles y objetivos. Los líderes deben asegurarse de que cada integrante del equipo comprenda lo que se espera de ellos y cómo se evaluará su desempeño. Esto permite una mejor organización y distribución de tareas entre los miembros del grupo, la optimización de recursos y de tiempo, y el enfoque en los resultados, incluso cuando se trabaja de forma remota.
3. Promover la confianza y la autonomía
En un entorno remoto, los líderes deben confiar en la capacidad y el compromiso de sus empleados, y proporcionar el apoyo necesario para que puedan trabajar de manera independiente. Favorecer un espacio de confianza y autonomía no solo permite que las personas se sientan capaces de tomar decisiones y asumir la responsabilidad de sus tareas, sino que también aumenta su motivación y productividad.
Considerando que los equipos están dispersos geográficamente, la sensación de aislamiento es un desafío común en el trabajo virtual. Para evitarlo, los líderes deben esforzarse por mantener un sentido de comunidad y pertenencia dentro del grupo de trabajo.
En este sentido, coordinar eventos de team building en línea, organizar reuniones virtuales con más frecuencia, y crear espacios informales para socializar ayuda a fortalecer los lazos entre los colaboradores y a crear un ambiente de trabajo colaborativo y cohesionado.
Si bien muchas personas priorizan la virtualidad en tanto ofrece ventajas relacionadas a la flexibilidad, a veces ocurre que se difuminan los límites entre el trabajo y la vida personal, lo que puede llevar al agotamiento. Para preservar cada espacio y tiempo y promover un sano equilibrio, los líderes deben estar atentos al bienestar de sus empleados y ofrecer apoyo en términos de flexibilidad de horarios, recursos para el autocuidado y programas de bienestar emocional.
Adoptar estas claves no solo nos permitirá navegar por los desafíos actuales, sino también preparar nuestras organizaciones para un futuro del trabajo más flexible y resiliente. En un mundo cada vez más digital, dirigir equipos a distancia no es solo una necesidad sino una oportunidad para redefinir y mejorar la manera en la que trabajamos juntos.
Las áreas de Recursos Humanos tienen que estar atentas a las preocupaciones o necesidades de las personas y contestar a ellas. Es importante que fomenten un entorno de escucha activa, en el que los colaboradores se sientan cómodos compartiendo sus ideas, preocupaciones y sugerencias, como así también utilizar canales de comunicación interna para llegar a todas las personas de la compañía.
Es crucial subrayar que, desde la perspectiva del liderazgo, las competencias más apreciadas son la empatía, la resiliencia, la integridad, la disposición para asumir riesgos y la humildad. Estas son las cualidades distintivas de los líderes que, en tiempos de crisis, toman decisiones acertadas y logran objetivos con éxito junto a sus equipos.