Hablar de los encierros de San Fermín es hacerlo de los más famosos del mundo. A Pamplona por estas fechas viajan gentes de todo el mundo, en su literalidad. Y los encierros, imágenes que se ven por todo el planeta, es su gran atractivo. Es por eso que la ciudad está inundada de toros por todos los sitios, pero cuál es la historia de los encierros.
En realidad, la esencia del encierro es llevar los toros de un sitio a otro para que puedan ser lidiados por la tarde por los espadas, los toreros. Son seis toros acompañados de los cabestros para evitar que se queden toros rezagados y que siembren el peligro por un lado y que el toro aprenda, por otro, teniendo en cuenta que ese animal será toreado por la tarde por el torero anunciado en el cartel.
La historia, en su origen, nada menos que en el siglo XIV, el encierro no formaba parte del atractivo sino la manera de trasladar los toros desde los extramuros de la ciudad hasta el lugar donde iban a ser lidiados. Pero lo popular se impuso y como los mozos se saltaban al recorrido acabó por ser el festejo que ha universalizado los sanfermines.
El encierro se aprobó el 28 de junio de 1876 y desde 1922, fecha en la se inauguró la plaza actual, transcurre por las calles que hoy conocemos.
Si importante es el encierro tanto o más es el cántico.
"A San Fermín pedimos por ser nuestro patrón nos guíe en el encierro dándonos su bendición".
Este mítico cántico se corea al unísono hasta en tres ocasiones antes de que el cohete sea lanzado a las ocho de la mañana y se haga la suelta de las redes. La primera vez que se canta a San Fermín para pedir su protección es a las 7:55, luego a las 7:57 y después a las 7:59. Y según avanzan los minutos también las caras. Se llama miedo, tensión, respeto... Es lo que genera un animal único y el temor a un desenlace que también puede ser único e irreparable, pero que sin duda crea adicción.
La tradición del cántico comenzó en 1962. Fue Jesús Ilundáin Zaragüeta, más conocido como "El Tuli", un pamplonés de 85 años, que además era el socio número 1 de la peña Los de Bronce. Un 10 de julio, con toros de la ganadería de Villamarta y acompañado por otro amigo de la tierra, se pusieron delante de los corrales y comenzaron a cantar precisamente "A San Fermín pedimos". ¿Suena verdad?
Hoy es un cántico general, de propios y extraños. Locales y extranjeros que muchos llevan en el corazón.
El recorrido cuenta con distintos tramos.
El primero sería la Cuesta de Santo Domingo, la plaza Consistorial/ Mercaderes para llegar a la conocida y peligrosa Curva de Mercaderes. Subimos por la calle de Estafeta para avanzar a la curva de Telefónica que desemboca en el callejón y la misma plaza de toros.