La situación de tirantez y piernas cansadas puede convertirse en un auténtico lastre durante el verano. En esta estación en la que muchos tomamos vacaciones, el estrés y el sedentarismo del trabajo pueden pasarnos factura. A esto se pueden sumar las varices. También llamadas venas varicosas, son venas hinchadas y retorcidas que se encuentran justo debajo de la piel. Habitualmente se producen en las piernas.
Las varices son una afección común provocada por paredes y válvulas venosas débiles o dañadas. Las venas tienen válvulas unidireccionales en su interior que se abren y cierran para que la sangre siga fluyendo hacia el corazón. Cuando las válvulas y paredes venosas se dañan pueden hacer que la sangre se acumule o incluso que fluya en dirección contraria. Esto se llama reflujo. Las venas pueden aumentar de tamaño y deformarse, lo que provoca la aparición de varices.
Se pueden formar varices por cualquier aumento de presión dentro de las venas. Esto puede ocurrir por la edad, por un embarazo, por sobrepeso y obesidad, por permanecer sentado o de pie durante periodos prolongados o por un estilo de vida inactivo. El riesgo puede ser mayor si existen antecedentes familiares de varices.
A no ser que se eliminen de forma quirúrgica, no tienen cura, pero sí se pueden aliviar. Si padeces de varices, no dudes en consultar a tu médico para ponerles remedio. Recibir tratamiento temprano puede evitar que las varices empeoren y ayuda a prevenir complicaciones, como sangrado y úlceras. Las úlcera son llagas abiertas que no cicatrizan bien y que pueden infectarse o provocar otros problemas. Las varices pueden presentar estos síntomas:
Además de acudir a nuestro médico, hay cambios en nuestro estilo de vida que pueden ayudar a prevenir y aliviar los síntomas de las varices. Antes de ponerlos en práctica, no dudes en consultar con tu facultativo si ciertos remedios son adecuados para ti.
El estilo de vida activo mejora la circulación de las piernas y puede ayudar a evitar que se hinchen las varices o padezcas de piernas cansadas. El ejercicio físico hace que los músculos de la parte inferior de las piernas se contraigan, lo que puede ayudar a que la sangre regrese al corazón y no se acumule en las venas de las piernas:
La hidratación adecuada es esencial para una circulación sanguínea óptima. Beber suficiente agua antes, durante y después del ejercicio ayuda a mantener el volumen sanguíneo y facilita el transporte de nutrientes y oxígeno a los músculos. Asegúrate de mantenerte hidratado para maximizar los beneficios de tu rutina de ejercicios.
Fumar es un hábito muy dañino que afecta a la circulación sanguínea del cuerpo. La adicción a la sustancia principal del tabaco, la nicotina, puede ser una de las causas que provoca la aparición de problemas circulatorios en el cuerpo. El tabaco incide de esa manera en las varices:
La ingesta adecuada de antioxidantes, presentes en frutas y vegetales coloridos, fortifican las paredes de los vasos sanguíneos al mismo tiempo que mejoran la circulación. El consumo de alimentos ricos en vitamina C, como cítricos, fresas y pimientos, favorece la producción de colágeno, fortaleciendo las venas y minimizando la probabilidad de complicaciones. Por otro lado, es recomendable moderar la ingesta de sodio para evitar la retención de líquidos y disminuir la hinchazón asociada a las varices.