Tuvo esta España fascinante su encogedora suma de miedos (el de Navas ante Mbappé sin máscara, el de Cucurella frente a esos silbidos ridículos del público alemán por el penalti omitido en cuartos, el que Morata lleva de serie...) y el marcador peligrosamente en contra, pero se levantó de todo con una grandeza admirable. Carácter, calidad y atrevimiento para combatir la estampa del rival con una ráfaga de minutos inolvidable y dos goles fabulosos. El más importante, el que despertó del pánico a la selección, se lo inventó el niño gigante de 16 años con una parábola desde el rincón de las travesuras que ha levantado en las afueras del área. La joya de la Eurocopa. Una maravilla que le...
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