España vuelve a una final de un gran campeonato y lo hace a lo grande. Con seis victorias en seis partidos y después de dejar fuera en los cruces a Alemania y a Francia cuando todo parecía en contra. Los alemanes eran los anfitriones y España nunca había superado a uno de esos en un campeonato. Tampoco ninguna selección había ganados seis partidos seguidos en una Eurocopa y el sexto fue en una remontada espectacular contra los franceses.
Francia no tardó en exhibir a Mbappé, que jugó desenmascarado. Más libre, más suelto. Jesús Navas le dio distancia esperando el regate y el «10» de Francia puso la pelota en la cabeza de Kolo Muani. Tampoco Laporte molestó mucho al delantero francés, que puso la pelota en la red. En una Eurocopa bastante discreta, el capitán francés ha marcado uno de los cuatro goles de su selección y ha dado otros dos.
Todo parecían malas noticias, porque Jesús Navas, el hombre que tenía que ocuparse de Mbappé sus 38 años, vio una tarjeta amarilla temprana. Pero si Francia tiene a Kylian, España tiene a Lamine, que respondió con un golazo desde fuera del área. «Depende de nosotros que Yamal sienta la presión», advertía Rabiot antes del partido. Y era el centrocampista francés el jugador que tenía enfrente cuando metió la pelota en la escuadra.
En un momento la presión había cambiado de lado, porque a los cuatro minutos del tanto de Yamal Dani Olmo acertó con la portería. La duda era si España sería capaz de competir después de verse en inferioridad ante el equipo más impenetrable del campeonato. Y no se demoró en dar una respuesta afirmativa.
No por casualidad, Lamine fue elegido el mejor jugador del partido. Su gol cambió la cara de la semifinal y puso la sonrisa en la cara y la fe en la cabeza de España.
Francia, que sólo había recibido un gol en todo el campeonato, recibió dos en cuatro minutos y tuvo que aprender a jugar a llevar la iniciativa y arriesgarse a que Nico Williams y Lamine Yamal sorprendieran en un contraataque. España salvaba sin demasiadas dificultades la presión de los franceses, que no están acostumbrados a ir a buscar tan arriba al rival. Y sus delanteros no son de los que se dejan el alma en el esfuerzo defensivo.
A Francia no le quedaba más remedio que apretar y eso hizo en la segunda mitad. Deschamps, que no es muy de dar vueltas al equipo, hizo tres cambios a la vez para empezar a acumular delanteros con la entrada de Griezmann y de Barcola primero y de Giroud después.
España perdió a Navas, que se quejaba de la cadera que lleva tres años dándole guerra. La defensa, que ya estaba bastante castigada, volvía a removerse sobre la marcha. Vivian, que sólo había sido tres veces internacional, tenía que saltar al campo a enfrentarse con Mbappé. El central del Athletic ocupó su lugar natural en el campo y a Nacho le tocó apagar el fuego en la banda, que se había quedado sin especialistas. Pero Kylian había abandonado el costado para meterse en el centro.
Era Barcola el que ocupaba el extremo izquierdo, en la mejor decisión de Deschamps en todo el campeonato. Por allí llegó todo el peligro francés, pero en España todos acudían a las ayudas para sacar los balones que el extremo del PSG mandaba al centro del área, por arriba o por abajo.
Pero España respondía y todavía le quedaron fuerzas a Lamine para buscar el tercero. Mientras, Rodri apuraba sus últimas fuerzas. Llegó a pedir el cambio, pero De la Fuente prefirió ponerle la ayuda de Zubimendi. España aguantó y vuelve a la final de una Eurocopa doce años después.