En las puertas del cielo está Pedro, al que se representa con las llaves que abren para los creyentes la morada de la vida eterna. Pese a las especulaciones –infalibles, dados sus contactos y su magisterio– de Benedicto XVI sobre la inmaterialidad del cielo de los cristianos, estamos en disposición de afirmar que las puertas de este espacio espiritual están exactamente en la plaza de toros de Pamplona, el coso de La Misericordia. Se pueden tocar, y es posible hacerse fotos de grupo con el móvil, e incluso llevarse a casa una astilla, de reliquia y recuerdo. Las puertas del cielo son las que conducen a los chiqueros de La Misericordia. Por allí desaparecen cada mañana los toros que de...
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