Uno de los planes estivales que más nos gusta consiste en estirarnos en la toalla (o en una tumbona) con un
libro en la mano. No importa si eres más de novelas históricas o de apasionantes bibliografías,
los días de vacaciones son un momento estelar para dar rienda suelta a nuestro instinto lector. Una parte de nosotras que, tristemente, no casa con el estrés del día a día.
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