En Wimbledon, todo corrección, prohibido correr por el recinto, pisar el césped de las pistas en las que no se está jugando y etiqueta para todos, también hay momentos de descontrol entre el público, como se ha vivido en esta jornada de lunes en los dos partidos masculinos. En esta jornada de lunes, fue Novak Djokovic el que se encendió y encendió Wimbledon . En su partido contra Holger Rune , a quien ganó por 6-3, 6-4 y 6-2, tuvo encontronazos desde el principio, brazos en jarra mirando a algunas personas de la grada, besitos, celebraciones dedicadas... Un recital de toda su ambición mezclada con la adrenalina del encuentro. Los gestos no gustaron al resto del público, que no entendió bien la situación y afeó las reacciones del serbio. Él, a su ritmo, consiguió lidiar con todo y también con el danés, a quien maniató y anuló sin demasiados contratiempos. Ya tenía bastante con el ambiente. Que enrareció todavía más con el punto final con el que conseguía el pase a cuartos de final, emparejado con Alex de Miñaur el miércoles. Celebró el triunfo escenificando que tocaba el violín con las cuerdas de su raqueta, y ya con el micrófono en la mano, se explayó: «Buenas noches a todos los que han sido respetuosos. Y a todos los que han sido irrespetuosos con los jugadores, en este caso conmigo, tened una buuuuuuuuuuuuuena noche, buuuuuuuuena noche, buuuuuuena noche», comenzó su discurso, entre risas irónicas. «Fueron muy irrespetuosos. Y eso no lo acepto. Sé que estaban animando a Rune, pero es una excusa para abuchearme a mí. Llevo en el circuito más de veinte años, conozco todo los trucos, sé cómo funcionan. Me centro en la gente que sí es educada, que ha pagado la entrada para ver tenis y le encanta el tenis. Y aprecian el esfuerzo que los tenistas ponen en la pista», continuó. Y zanjó la discusión directamente hacia el público que lo había abucheado durante el partido: «He jugado en pistas con un ambiente mucho más retador que esta. No me podéis tocar». Con todo, el serbio está donde quería. Un mes después de operarse de la rodilla, en cuartos y con todo listo, incluida la rabia, preparado para la recta final. Con este, cumple 60 cuartos de final en un Grand Slam (por 58 de Federer y 47 de Nadal), y empata con Roger Federer en 18 rondas de este nivel en Wimbledon. A solo tres pasos de alcanzar también las ocho coronas del suiza. Al principio de la jornada en la pista central fue Alexander Zverev el que tuvo sus más y sus menos con algunas personas que se sentaban en el palco de su rival, Taylor Fritz. El alemán, que perdió un duro encuentro por 4-6, 6-7 (4), 6-4, 7-6 (3), 6-3 lejos de su mejor estado de forma, explicó después los gestos contrariados que protagonizó durante el duelo: «Nos tenemos un gran respeto, hemos crecido juntos, jugando en júniors. Creo que estaba claro que yo no estaba físicamente al cien por cien, no me estaba pudiendo mover; no podía correr hacia las dejadas, cojeaba más que correr. A partir del cuarto set tenía problemas incluso para sacar, para sostenerme sobre la pierna. Su equipo es muy respetuoso, su entrenador, su fisio; pero había algunas personas que creo que no vienen del mundo del tenis y no han visto muchos partidos que se pasaron», comentó. Sin embargo, le quitó hierro al asunto y repitió que no ha habido ningún problema con Fritz. «Es un gran tipo, no ha habido ningún drama, todo está bien». Lo que no está bien en su rodilla. Se hizo una resonancia y tiene un edema óseo y un pequeño desgarro en la cápsula de la rodilla. Una lesión que se produjo por la caída en el partido ante Cameron Norrie. «No requiere cirugía, sino tiempo para que se cure, pero ayer no pude entrenar ni moverme. Creo que tenía una gran oportunidad en este Wimbledon, por eso no quería darme de baja. Me he sentido mejor que nunca, pero estaba limitado. Aun así, estoy orgulloso de todo lo que he hecho».