Los votantes franceses han elegido una Asamblea Nacional fracturada en tres bloques que no se acercan a la mayoría absoluta necesaria para formar Gobierno por sí solos, abriendo así un largo periodo de parálisis política.
Con gran parte del voto contabilizado, la alianza de extrema izquierda Nuevo Frente Popular (NFP) ha obtenido 180 escaños, según el diario francés Le Monde, seguida por la alianza centrista Ensemble del presidente Emmanuel Macron con 143 diputados asegurados.
Las negociaciones entre los líderes de los partidos determinarán ahora si se puede construir un Gobierno de coalición con una mayoría absoluta de 289 escaños -o, si esto fracasa, un Gobierno en minoría que pueda sobrevivir a una moción de censura.
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Un plan alternativo sería un Gobierno tecnócrata encabezado por un primer ministro independiente hasta que puedan convocarse elecciones nuevamente el próximo año.
La Agrupación Nacional (RN) continuará aislada en la asamblea pero representará una amenaza para cualquier Gobierno si decide unirse a una moción de censura.
Un portavoz del Palacio del Eliseo dijo que Macron "esperará a que se forme la nueva estructura de la Asamblea Nacional para tomar las decisiones necesarias", aludiendo al papel del presidente en el nombramiento del primer ministro.
Como ganadores sorpresa de la segunda vuelta, los líderes del NFP aseguran que intentarán formar un Gobierno para poner en marcha su agenda progresista, que incluye potentes planes de gastos e impuestos y la recuperación del impuesto a los ricos.
Pero el NFP está compuesto por varios partidos -desde la extrema izquierda La Francia Insumisa (LFI) a los más moderados socialistas, verdes y comunistas-, por lo que las luchas internas precederán al intento de hacerse con el cargo de primer ministro.
La cuestión de quién será el elegido es especialmente sensible, con un Jean-Luc Mélenchon que se ofrece a pesar de las objeciones de sus socios. Dentro del NFP, la LFI es la mayoritaria con 72 escaños, según Ipsos, pero los otros partidos juntos la superan.
Mantener la unidad será clave, ya que los centristas de Macron intentarán quitarse de encima los elementos de centro izquierda del NFP y ponerlos de su lado.
La líder verde Marine Tondelier, muy influyente dentro del NFP, declaró que su intención es gobernar. "Estamos dispuestos a poner en marcha nuestro programa de cambio", afirmó.
Pero dado que un NFP unido no llegará a la mayoría, los centristas de la asamblea tendrán que acordar no apretar el gatillo vía un voto de confianza.
La alianza Ensemble de Macron ha sufrido un gran fracaso, perdiendo casi un tercio de los 250 escaños que tenía. Pero sus miembros aún creen que pueden dar forma a un acuerdo en el Parlamento.
Un diputado recién elegido afirmaba: "Parece que vamos a ser decisivos en todas las discusiones. Nadie puede lograr un mayoría sin nosotros".
En el centro de la estrategia de Macron está el deseo de expulsar a la LFI del NFP y formar una alianza con los socialistas, los verdes y los comunistas.
El exprimer ministro Hubert Védrine predijo que Macron mantendrá al primer ministro Gabriel Attal como interino, especialmente durante los Juegos Olímpicos que comienzan el 26 de julio, antes de intentar formar una coalición de centro izquierda. Pero se preguntaba si "la izquierda razonable" conseguirá cortar lazos con la LFI.
Las demandas de los grupos del centro izquierda también serán difíciles de tragar para el partido del presidente. Podrían intentar exigir que Macron revoque su impopular aumento de la edad de jubilación o que retire una ley de inmigración aprobada el año pasado. La izquierda también podría pedir subas de impuestos que los centristas han descartado.
Algunos aliados de Macron podrían querer incluir en una coalición a miembros de la agrupación conservadora Los Republicanos (LR). Pero algunas peticiones del centro izquierda serían inaceptables para la derecha de LR. "La derecha republicana necesita seguir siendo independiente", afirma Geoffroy Didier, diputado de LR.
Si no se forma una coalición, Macron podría nombrar un Gobierno encabezado por un alto funcionario o una figura independiente que conduzca al país hasta al menos junio de 2025, cuando se convoquen otras elecciones.
La primera tarea de este Gobierno será aprobar un presupuesto en otoño. Pero será vulnerable a una moción de censura. Si fracasa, la parálisis política podría poner a prueba como nunca antes a las instituciones de la Quinta República.
Renguear hasta el próximo junio, "sería el peor escenario posible", afirma François Patriat, senador y aliado cercano a Macron. El presidente consultará con todos los líderes de los partidos a partir de este lunes.
Mujtaba Rahman, director general de Eurasia Group, una consultora de riesgo político, se muestra poco optimista: "Francia se enfrenta a un periodo de profunda confusión política y Le Pen intentará sacar provecho", afirma. "Las otras fuerzas de izquierda, derecha y centro tendrán que luchar para llegar a acuerdos en los próximos meses con el fin de suavizar el enojo y ansiedad del electorado francés", añade Rahman.