Grigor Dimitrov apenas pudo disputar ocho juegos contra Daniil Medvedev en la Pista No. 1 antes de que el quinto cabeza de serie avanzara por walkover. Con el marcador en 3-2 en el primer set, el búlgaro sufrió un desafortunado resbalón en el césped, pero inicialmente continuó después de recibir tratamiento.
Sin embargo, el jugador de 33 años claramente estaba mermado, luchando por mantenerse al ritmo de su oponente. Con el marcador 5-3 en contra, se vio obligado a servir para mantenerse en el set. Pero en el primer punto del juego, Dimitrov se quedó plantado en el sitio mientras Medvedev le pasaba una derecha a gran velocidad.
De inmediato, el décimo cabeza de serie caminó hacia la red y ofreció su mano a Medvedev, con el árbitro anunciando la victoria por walkover para el ruso momentos después.
“Bueno, es casi como si todo el mundo del tenis, no solo la Pista No. 1, sino todo el tenis, exhalara un suspiro de decepción”, comentó el comentarista. “Porque esto prometía tanto. Estos dos maravillosos jugadores.”
Dimitrov fue aplaudido generosamente mientras saludaba a la multitud y se dirigía a los vestuarios. Medvedev, por su parte, puede esperar un emocionante choque de cuartos de final contra el cabeza de serie Jannik Sinner.
La tarde había comenzado con gran expectativa, los aficionados llenando la Pista No. 1 esperando un enfrentamiento electrizante entre dos maestros del tenis. Dimitrov, conocido por su elegancia y estilo en la cancha, inició con una energía prometedora, pero el destino tuvo otros planes. Su resbalón en el césped verde fue más que un simple accidente; fue el giro cruel de una narrativa que había prometido tanto.
A pesar de recibir atención médica y de su valiente intento de continuar, la molestia en su movimiento era evidente. Con cada intercambio, se podía ver cómo luchaba por mantener la intensidad que normalmente define su juego. Al alcanzar el 5-3, el desafío de servir para mantenerse en el set se convirtió en una montaña insuperable. El primer punto del juego final fue un triste recordatorio de su condición, con Medvedev enviando un rayo de derecha que dejó a Dimitrov inmóvil.
En un gesto de deportividad y entendimiento, Dimitrov se acercó a la red, extendiendo la mano en señal de rendición. El árbitro no tardó en anunciar la victoria por walkover para Medvedev, un desenlace que dejó a los espectadores en un estado de incredulidad y tristeza.
Los aplausos para Dimitrov fueron un homenaje a su espíritu y esfuerzo, mientras él saludaba y se dirigía a los vestuarios. Por otro lado, Medvedev, consciente del camino que le espera, se prepara mentalmente para su próximo desafío, un emocionante enfrentamiento contra el primer cabeza de serie, Jannik Sinner.
La decepción flotaba en el aire, pero también lo hacía la anticipación por el próximo capítulo de este torneo. La inesperada retirada de Dimitrov es un recordatorio de la fragilidad y la imprevisibilidad de este deporte. Cada partido es una batalla no solo contra el oponente, sino también contra los propios límites físicos y mentales.
Mientras Dimitrov se recupera y reflexiona sobre lo sucedido, Medvedev se enfoca en su próximo desafío, con la vista puesta en el premio mayor. El escenario está preparado para lo que promete ser una contienda épica en los cuartos de final, donde dos de los mejores jugadores del mundo se enfrentarán en una batalla por la supremacía en el césped sagrado de Wimbledon.
