Los españoles tienen mucha suerte por tener un rey. La mayoría de ellos no se dan cuenta y, seguramente, la monarquía les parece cara y superflua. Pero las repúblicas sin monarca buscan constantemente un sustituto de la monarquía tradicional y no lo encuentran. Este pensamiento, que puede parecer paradójico, me vino de camino a mi colegio electoral parisino para renovar los diputados como deseaba Emmanuel Macron . Macron, igual que todos sus predecesores, es de hecho una especie de monarca electo: tiene la legitimidad de una elección democrática, pero no tiene la legitimidad que confiere una larga historia dinástica. Los franceses se ven reducidos a designar regularmente a un jefe de Estado que tiene más poder que cualquier rey, del...
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