El programa 'La vida sin filtros' sigue mostrando historias para alucinar. Independientemente de las audiencias, el espacio de la noche de los sábados en Telecinco, conducido por la presentadora Cristina Tárrega , ha conseguido uno de sus objetivos, que era sorprender con sus historias únicas y chocantes. Pocos ejemplos lo escenifican mejor que el caso de Meirivione , que acudió hace unas semanas al plató de Telecinco para explicar cómo es su vida estando felizmente casada con un muñeco de trapo . Su historia, que dejó atónitos a los colaboradores, estaba plagada de ítems de película de cienca ficción: tres hijos, también muñecos de trapo, entre ellas dos mellizas cuyo parto se emitió en directo, unos cuernos superados, un intento de secuestro... Este fin de semana el programa ha vuelto a dejar otra entrevista para el recuerdo, la de Justin , un norteamericano de 42 años conocido como el ' Ken humano ', que lleva más de mil intervenciones estéticas (y más de un millón de euros gastados en ellas) con el único objetivo de parecerse al emblema de Mattel, con permiso de Barbie, y conseguir la perfección física . Justin no pasa desapercibido. Por su aspecto es fácil deducir que ha pasado varias veces por el quirófano: nariz, pómulos, labios, mentón, pectorales, brazos, abdomen... y hasta se ha sometido a un aumento de piernas. Empezó a los 18, cuando consiguió la mayoría de edad, con un primer retoque en la nariz, con el que quería «conseguir un aspecto diferente» y que se costeó él mismo porque sus padres no lo aprobaban. Tras ello llegaron otras tantas intervenciones, entre ellas otras cinco operaciones nasales, y además de inyecciones con bótox y otros productos ha acabado diseñándose sus propios implantes para bíceps o tríceps , que él considera sus «pequeñas obras de arte» y que le han dado un cuerpo totalmente atlético y digno de gimnasio, aunque confiesa que no pisa uno desde hace 13 o 14 años. En una entrevista telefónica, Justin explicó que era de Dolly Parton y Michael Jackson eran sus ídolos y que, gracias a ellos, supo que podría conseguir otra versión de sí mismo. « No buscaba un ideal occidental de belleza ni tener un cuerpo de culturista », sino simplemente «demostrar que la cirugía plástica no era monopolio de mujeres». Y empezó a trabajar para ganar dinero y poder pagarse él solo las operaciones. «Buscaba mi propio estilo», reconoce. A él, además, le gusta contarlo y mostrar sus evoluciones. « Me divierte crear quién quiero ser », ha explicado ahora a la cadena española. Durante la entrevista, fue mucho más allá y confesó que «desde que era pequeño, me preocupaba por la estilización del cuerpo humano, me pintaba… y siempre me interesaba conseguir una versión más estilizada del cuerpo humano». Justin también comenta que en un principio le sorprendió que le bautizaran como el 'Ken humano'. « Me costó un tiempo asumirlo y entender aquello. He tenido que aprender a entender y a querer su imagen», expone. Ahora, sin embargo, está encantado con su apodo, y el rosa es su color favorito.
