Salvador Folgado es anestesista y lleva 24 años trabajando exclusivamente en la sanidad privada. Al finalizar su residencia, estuvo cinco años compaginándolo con la pública, pero decidió hacer el salto definitivo a cambio de una mejor conciliación, una mayor retribución y la posibilidad de desarrollar su carrera profesional fuera de los circuitos cerrados y estrictos de los hospitales valencianos; por veteranía. «No me he arrepentido nunca de mi decisión», cuenta a Levante-EMV, del mismo grupo editorial. Su elección era anómala: de sus nueve compañeros de promoción, únicamente él optó por ello.