A falta de analizar la última semana de junio, las muertes de 2024 superan ya las del mes completo de 2023. Ahora, el acumulado es de 507 personas, mientras que en la suma de la mitad del año pasado, este número ascendía a 504. Para combatirlo, Tráfico ha dispuesto seis millones de controles de policía. 400.000 más para este año. Este es uno de los pilares del plan de choque que lanzó el Ministerio del Interior el pasado abril para combatir el incremento en mortalidad vial que se lleva registrando en lo que va de año, a pesar de la reforma de la Ley de Tráfico que entró en vigor en 2023. A ojos del responsable de la cartera, Fernando Grande-Marlaska , estas medidas «no son suficientes». El problema es multilateral: todavía predominan las distracciones al volante, el consumo de alcohol, son frecuentes los atropellos y el parque está mal mantenido, como el asfalto. El grueso de accidentes se concentra en las carreteras convencionales, donde se producen dos tercios de las muertes en carretera. Según afirmó el director general de Tráfico, Pere Navarro, «tres de cada cuatro motoristas que mueren, lo hacen en este tipo de vías. Y de los 118 atropellos que hubo en carretera el año pasado, 62 se produjeron en convencionales, casi la mitad. Tenemos que trabajar en ellas». Según los datos de la DGT, las carreteras convencionales son tres veces más propensas a producir un accidente que en una vía de alta capacidad. En los últimos 20 años, el tráfico se ha reducido en un 50%, pero presentan el mayor número de muertes y heridos graves. En España hay 148.370 km de carreteras convencionales (de un total de 165.935 km) y los datos del Observatorio Nacional de Seguridad Vial no mienten: son los kilómetros más peligrosos. Aunque en ellos se producen apenas el 23% de todos los siniestros, acaparan el 53% de las víctimas mortales Hace 15 años había 776 tramos de concentración de accidentes, ahora son 116. La accidentalidad actual es más dispersa, por eso nuestra estrategia está alineada con un enfoque proactivo que nos obliga a mirar a la red en su conjunto. Hay que buscar soluciones de diseño y adelantarnos a los siniestros», asegura Álvaro Gómez Méndez, director del Observatorio Nacional de Seguridad Vial de la DGT. Tráfico está explorando otras opciones de infraestructura para las carreteras secundarias, como lo que denominan «el ejemplo sueco». En el país escandinavo, se habilitaron carriles 2+1 en 1998, vías secundarias con un carril por sentido que comparten, por turnos, uno central para adelantar. Desde su implementación, las víctimas mortales y los heridos se redujeron en un 50%. «Es una autovía barata que funciona bien para reducir la siniestralidad porque evita las colisiones frontales y las salidas de vía, los dos siniestros más frecuentes en estas carreteras», afirma Lars Ekman, miembro de la Administración Sueca de Transporte. «Incluso las muertes de motoristas se reducen un 30% en ellas». Para analizar los tramos de accidentalidad, afirman desde la Dirección General de Carreteras, que están «trabajando mucho con datos de vehículo conectado. Por ejemplo, recogemos datos sobre la activación del ABS o del sistema mantenimiento de carril».