París. Francia conocerá este domingo el desenlace de unas elecciones legislativas sumamente inciertas, con posibilidades de llevar al poder a un gobierno de extrema derecha, aunque no es el único panorama que se vislumbra en la segunda economía de la Unión Europea.
Según Anne-Charlène Bezzina, constitucionalista de la Universidad de Rouen, hay dos certezas: la Asamblea Nacional resultante de esta votación no podrá disolverse antes del 9 de junio de 2025, y el país no puede quedar acéfalo de gobierno.
A continuación se detallan los diferentes escenarios posibles:
Las primeras proyecciones tras la primera vuelta de las elecciones, que ganó el partido ultraderechista Agrupación Nacional (RN) y sus aliados con un tercio de los votos, indicaban que podrían lograr la mayoría absoluta.
Sin embargo, la coalición de izquierdas Nuevo Frente Popular (NFP) y la alianza oficialista de centroderecha Juntos formaron un “frente republicano” con el fin de impedir que RN acceda al poder.
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Esta estrategia parece estar dando sus frutos. Las últimas proyecciones asignan al bloque ultraderechista de Marine Le Pen entre 200 y 230 escaños de los 577 que conforman la Asamblea Nacional, lejos de los 289 necesarios para la mayoría absoluta.
“Si no obtenemos mayoría absoluta el domingo, el país estará bloqueado”, escribió Le Pen en la red social X, quien propone a Jordan Bardella, de 28 años, como candidato a primer ministro en caso de triunfo.
Una mayoría absoluta del NFP también es posible numéricamente, aunque ninguna proyección lo considera alcanzable.
Las elecciones sugieren que los tres principales bloques surgidos en 2022, izquierda, centroderecha y extrema derecha, podrían continuar, pero con una nueva distribución de fuerzas.
Si ninguno de estos bloques logra una mayoría clara, comienzan a surgir varias opciones para formar una coalición que excluya a la extrema derecha.
El primer ministro de centroderecha, Gabriel Attal, ha propuesto una “asamblea plural” liderada por su partido y abierta a la incorporación de otros partidos.
Por otro lado, la expresidenta oficialista de la Asamblea Nacional, Yaël Braun-Pivet, mencionó la posibilidad de una “gran coalición” que excluya tanto a RN y sus aliados como al ala radical del NFP representada por La Francia Insumisa (LFI).
Sin embargo, dependiendo del resultado final, LFI, la fuerza principal del NFP, podría ser crucial para alcanzar una mayoría. Su líder, Manuel Bompard, ya advirtió que solo apoyarán un programa de coalición de izquierdas.
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Para evitar un bloqueo institucional, otra opción es que el presidente Emmanuel Macron nombre un gobierno tecnócrata, el cual deberá contar con un respaldo mayoritario en la Asamblea Nacional para evitar una moción de censura.
Según Bezzina, “su ámbito de acción se limitaría estrictamente a lo necesario: pagar a los funcionarios, asignar los recursos a las administraciones y asegurar la financiación de Francia”.
Italia ya experimentó este tipo de gobierno, más recientemente entre 2021 y 2022 con el expresidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi. Este fue sucedido por la ultraderechista Georgia Meloni como primera ministra tras nuevas elecciones.
En caso de no lograrse la formación de un gobierno, Gabriel Attal aseguró este viernes que su administración está preparada para continuar “el tiempo necesario” para asegurar la continuidad del Estado.
Incluso si Gabriel Attal presenta su dimisión la noche del 7 de julio en caso de derrota de la alianza oficialista, como es tradicional, Macron no está obligado a “aceptarla de inmediato”, según explica la constitucionalista.
A corto plazo, esta opción podría eliminar la incertidumbre sobre quién dirigirá Francia durante los Juegos Olímpicos de París, programados para comenzar el 26 de julio.