La relación entre la Argentina y los Estados Unidos cambió en diciembre, tras la asunción del presidente Javier Milei, quien ya visitó el país norteamericano en varias ocasiones durante su primer semestre al frente de la Casa Rosada.
"El presidente repitió en varias ocasiones su búsqueda de una alineación con occidente. Eso es positivo porque significa que no está condicionado ideológicamente, como tal vez sí lo estuvimos en el pasado", reflexionó Alejandro Díaz, CEO de la Cámara de Comercio de los Estados Unidos en la Argentina (AmCham).
En este sentido, reveló que, en el caso de los Estados Unidos, se cambió la visión que se tenía de la Argentina y se le dio un rol estratégico: "Empezó a tener un rol activo como posible defensor de los intereses occidentales en la región, ya que busca internacionalizarse, quiere reincorporarse a la OCDE y tiene criterios económicos que buscan transformar el país hacia una normalización".
En este sentido, el ejecutivo destacó que la Argentina "aún es un país viable" y señaló la posibilidad que tiene el país, "después de dos décadas de estancamiento, de convertir todas sus oportunidades en hechos concretos". No obstante, para llevar a cabo todos esos cambios, es necesario, según Díaz, que todos los actores-incluidos sindicatos, políticos, académicos, empresarios y la sociedad- estén de acuerdo respecto al rumbo que debe tomar el país.
"La Argentina tiene todas las condiciones para ser un país viable, a pesar de que, a veces, miramos hacia atrás y nos damos cuenta de las oportunidades que perdimos. La pregunta, entonces, es si el resto de los actores entienden que la situación de vulnerabilidad tanto económica como social del país requiere de un salto cualitativo hacia la transformación. Para eso, todos tienen que ceder sus intereses individuales y apostar por un país mejor", cuestionó Díaz.
Sobre la profundidad de los cambios que realizó Milei, el ejecutivo comentó: "Dada la situación precaria de la Argentina, se requieren cambios mucho más profundos de los que necesitan Chile, Perú o Paraguay. En nuestro caso, necesitamos modificaciones en la estructura, reformas relevantes. Para eso, es necesario un proceso que no se agote en cuatro años y que los otros actores políticos juegan un rol importante".