El reformista Masoud Pezeshkian y el ultraconservador Saeed Jalili disputarán el viernes la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de Irán. Las visiones de ambos candidatos de la política internacional, la gestión de la crisis económica o del uso obligatorio del hijab son diferentes, pero donde no hay un milímetro de diferencia es en el apoyo total al conocido como 'eje de la resistencia', formado por grupos como Hamás, Hizbolá, las milicias chiíes de Irak o los hutíes de Yemen. Gane quien gane la presidencia de la república islámica, la estrategia de respaldo a los proxies en la región no sufrirá variación alguna e incluso podría fortalecerse aún más en caso de victoria de Jalili, veterano de la guerra con Irak, donde perdió una pierna. «Estamos dispuestos a tener buenas relaciones con todos los países del mundo, excepto Israel», fueron las palabras de Pezeshkian al depositar su papeleta primera vuelta. Este cardiólogo de 69 años obtuvo más de diez millones de votos y es la esperanza de los sectores pro y anti régimen que consideran que el sistema necesita una serie de cambios. «Hay consenso entre los candidatos sobre que Israel está cometiendo un genocidio en Gaza, cuando hablamos de la situación en la región no hay fisuras, no hay debate», explica el profesor de la Universidad de Teherán y analista político Mohammad Marandi . «El régimen israelí busca una escalada y si dan el paso estaremos ante un punto peligroso. Sólo Israel quiere la escalada y la resistencia está lista para responder, depende de Israel si busca una guerra regional o si prefiere aceptar un alto el fuego permanente en Gaza, que es la llave para la desescalada», explica Marandi. La tensión es cada vez mayor en la frontera norte de Israel donde cada día se producen choques entre el ejército y Hizbolá. Los israelíes han demostrado tener mejor inteligencia en suelo libanés que en Gaza y han conseguido asesinar de manera selectiva con drones a dos importantes comandantes de la milicia chií, el último de ellos Muhammad Nimah Nasser, responsable de la unidad Aziz. Los cohetes del Partido de Dios han obligado al Estado judío a evacuar todas las localidades de la frontera porque el ejército no encuentra la fórmula para garantizar la seguridad de los ciudadanos pese al despliegue del sistema anti misiles. Israel y Hizbolá no tienen un choque a gran escala desde la guerra de 2006, que duró 33 días. Desde entonces se respetaba un acuerdo entre las dos partes que saltó por los aires tras el 7 de octubre, cuando la milicia chií comenzó a lanzar ataques en solidaridad con Hamás. La violencia transfronteriza ha matado al menos a 479 personas en Líbano, 93 de ellas civiles, según un recuento de la agencia AFP. Al otro lado de la frontera han muerto al menos quince soldados israelíes. La gestión del 'eje de la resistencia' es una labor de la Guardia Revolucionaria, como lo fue la respuesta directa a Israel tras el bombardeo israelí contra la Embajada iraní en Damasco. Amir Ali Hajizadeh, general de brigada de la Fuerza Aeroespacial de la Guardia Revolucionaria, declaró que «tenemos la esperanza de que llegue la oportunidad de realizar la Operación Promesa Verdadera 2«, en alusión a la operación de abril en la que lanzaron trescientos drones y misiles contra el Estado judío, con previo aviso a Estados Unidos. Hajizadeh añadió que «como resulta obvio de las armas de nuestros aliados en Palestina, Líbano y otros lugares, ha quedado claro que Irán los está ayudando y suministrando».