La violencia es el miedo a los ideales de los demás.
Mahatma Gandhi, líder pacifista indio
Tu pareja empezó muy bien, todo ilusión y cariño, pero un día aparecieron conductas desagradables, respuestas raras, gestos incómodos cada vez más frecuentes… Como dicen que el amor perdona todo, intentaste ignorar esos flashazos de rudeza o menosprecio, pero el costo emocional fue muy alto, y el único camino para proteger tu salud mental fue romper la relación.
Al tomar distancia viste cuánto pudiste transformar a tiempo: las señales de alarma de lo que pudiste parar, las reacciones dañinas inconscientes de ambos lados… Esas son las llamadas banderas rojas (red flag, en inglés) que la academia y el activismo feminista buscan hacer conscientes en las nuevas generaciones, para ayudarles a construir relaciones más sanas y respetuosas desde sus cimientos.
En las redes circulan un sinnúmero de advertencias de este tipo. En esta primera página del verano, te resumimos algunas maneras que tipifican un acto de violencia sicológica o simbólica, para que aprendas a identificarlas en los demas y en ti, pues nadie escapa a esas reacciones aprehendidas en matrices culturales invisibles.
Refuerzo intermitente: Dice que te ama, y luego te trata con frialdad. Llama y escribe constantemente, y de pronto deja de hacerlo, para volver al cabo de los días como si nada. También le llaman Ley del hielo.
Proyección: Te acusa de mentir o ser infiel a partir de hechos desproporcionados; cualquier cosa que pase, la culpa siempre es tuya; te acusa de ser mala persona o no quererlo lo suficiente.
Triangulación: Te compara o te hace competir con otras personas o intereses (trabajo, amigos, gimnasio, familiares, hobbies…).
Gaslighting: Te acusa de mencionar cosas que no has dicho, o niega enunciados que sabes que sí dijo. También dice cosas que te hieren, y luego dice que era broma, o le recriminas un comportamiento dañino y consigue que acabes disculpándote tú.
Manipulación: Se disculpa por faltarte el respeto o hacerte daño, y al poco tiempo vuelve a actuar igual o peor. Te hace sentir mal por perder el control cuando te ha provocado para crear una discusión; solo te da cariño si busca sexo; te hace creer que nadie te va a querer igual ni podrás disfrutar del erotismo con otra persona.
Chantaje emocional: Te hace sentir en deuda por lo que te da (tiempo, recursos, sexo, enseñanzas).
Devaluación: Primero te trata con respeto extraordinario, incluso devoción, y luego con desprecio; si eso te pone triste dice que el problema es tuyo por ser demasiado sensible y no saber ser feliz. También le llaman invalidación emocional.
Sabotaje sicopático: Critica o ignora tus proyectos, se burla de lo que te gusta, tus sueños, aficiones y éxitos.
Control y secuestro temporal: Se ven solo cuando quiere y mientras quiere, sin intercambios verbales o virtuales en el entretiempo, sin continuidad de promesas o planes. Nunca sabes cuándo van a verse, pero debes estar disponible o te reprocha falta de interés. También le llaman búsqueda de sumisión.
Aislamiento de la presa: Habla mal de tu familia, amistades o medios de vida, para irte apartando de todas tus redes de soporte económico y emocional.
Almagemelización: Dice que eres su alma gemela, que con nadie ha sentido lo que siente por ti, pero no se preocupa por tu salud ni por tus sentimientos; crees que te puede dejar en cualquier momento y luego vuelve como si no pasara nada, porque contigo tiene algo «único», según sus palabras.
Instrumentalización del llanto: No suele llorar por motivos lógicos, y contigo a solas tiene ataques raros de aparente vulnerabilidad, se hace la víctima y te acusa de hacerle daño si le reprochas una conducta inadecuada. También le llaman juego de lástima (Pity play, en inglés).
Narcisismo: Conducta sospechosamente promiscua; se declara superior a los demás; alardea de logros, hazañas o códigos; le cuesta acatar órdenes y le repugna la autoridad externa.
Distorsión de la realidad: Te acusa de trastornos, delitos, enfermedades o daños inventados para asustarte.
Mitomanía sicopática: Dice mentiras sin necesidad e insiste en convencerte de ellas, aun cuando tienes pruebas o es un hecho absurdo; a veces te involucra como testigo ante otras personas sin importarle tu malestar.
Doble vida: Hay muchos detalles que desconoces de su familia, oficio, hobbies, amistades, lagunas de tiempo, gastos… y si preguntas disfruta mantenerte fuera y provocar preocupación.
Disonancia cognitiva: No logras salir de esa situación, a pesar de reconocerla. Tal vez necesitas ayuda profesional o de tu red de apoyo emocional.
Indefensión aprendida: Sientes que si le dejas sería capaz de destrozar tu vida o a los seres que amas, y prefieres no defenderte ya de sus ataques, y le permites tener sexo a pesar de tus heridas físicas o emocionales. Temes de una manera irracional a su reacción.
Celotipia patológica: Monta espectáculos desproporcionados ante personas o circunstancias injustificables.
Revictimización: La gente a tu alrededor cree que estás con alguien así porque te lo mereces o no te importa tu propia vida y no puedes cambiarla.
Juego sicológico: Cambia su foto de perfil en las redes con frecuencia, o su historial de conexión, sube historias, videos y fotos desfasadas para que nunca sepas dónde o con quién está.
Difamación: Habla mal de ti a los demás, la gente te ve como la parte problemática sin apenas conocerte. Esto además es un delito tipificado en el Código Penal.
Si sientes que tú tienes todas las obligaciones y de su lado están todos los derechos; si no entiende el significado de cuestiones morales básicas; si cuestiona tu visión de la vida, la lealtad, el amor o el compromiso e insiste en que tu mejor prueba de amor es sufrir a su lado, ya no busques más banderas rojas: estás en una pareja muy tóxica y debes tomar una decisión acorde con tu madurez y amor propio.