Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), lavarse las manos con agua y jabón puede reducir hasta en un 40% el riesgo de contagio de enfermedades.
La preocupación por la higiene y la salud durante la última pandemia puso en la mira a los jabones antibacteriales. Las marcas que los fabrican prometen que sus productos garantizan una limpieza profunda y protección adicional contra enfermedades.
Sin embargo, un nuevo estudio de la Universidad de Harvard reveló los efectos negativos a largo plazo del uso excesivo de estos jabones. Los jabones antibacteriales contienen triclosán y triclocarbán, que pueden causar efectos adversos como fiebre y alergias.
El jabón antibacterial, también conocido como jabón antiséptico, actúa sobre bacterias y sobre virus. Por su acción más específica, es muy recomendado para quienes están en constante exposición como los profesionales de la salud.
El término jabón antiséptico, es un término más amplio que se refiere a la propiedad de eliminar microorganismos presentes en la superficie de la piel. En sus dos versiones, el producto tiene una acción antibacterial.
A pesar de la promesa de las marcas fabricantes, no hay suficiente información científica como para demostrar que los jabones antibacterianos sean mejores para prevenir enfermedades que sólo lavarse con agua y un jabón normal.
Sin embargo, un uso prolongado podría traer consecuencias en la salud, especialmente en los menores, debido a que los jabones antibacterianos contienen ingredientes como triclosán y triclocarbán.
Ambos compuestos podrían generar reacciones como:
Otro componente es el bisfenol A (BPA), un químico preocupante presente en estos jabones antibacterianos. Esta sustancia podría afectar el sistema inmunológico, y aunque está bajo investigación, estaría asociado con trastornos endocrinos con efectos negativos en la salud.
La profesora Allison Aiello, de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Michigan y de Epidemiología de Harvard, explica que un entorno excesivamente limpio puede generar efectos negativos en la respuesta del cuerpo a microorganismos que benefician el sistema inmunológico. Además, el uso excesivo de productos antibacterianos puede debilitar el sistema inmunitario.
Para aquellos que no están dispuestos a renunciar al jabón, los dermatólogos sugieren utilizar productos ecológicos con tensioactivos a base de azúcar o coco y un pH cercano a 5. Esto fortalece la capa de ácido de la piel sin eliminar en exceso las grasas naturales.
También es recomendable evitar productos con fragancias, colorantes y conservantes, así como aquellos con espumas y purpurinas. Los jabones alcalinos no son aconsejados por los dermatólogos, ya que dañan la capa protectora de la piel durante horas, y facilitan la penetración de patógenos como hongos, virus o bacterias.
La mayoría de los expertos recomiendan utilizar jabones comunes y agua para la higiene diaria. Un buen lavado de manos con agua y jabón durante 20 segundos es suficiente para eliminar los gérmenes y prevenir enfermedades. El uso de jabones antibacterianos debe ser de uso exclusivo para situaciones donde hay un alto riesgo de infección.
La advertencia de la Universidad de Harvard constó en la importancia de ser conscientes del uso de jabones antibacterianos en el día a día. Si bien fueron esenciales durante la pandemia, su uso excesivo puede tener efectos adversos en la salud, especialmente en niños.
Por lo tanto, mantener un equilibrio en la higiene es clave para proteger el sistema inmunológico y evitar los efectos negativos de los tóxicos ambientales.