Nada se ha hecho pero España ya tiene motivos para ser optimista. La selección debutó en el Preolímpico de Valencia con una contundente victoria ante Líbano, rival menor al que los chicos de Scariolo aplastaron de principio a fin. Brown devolvió la sutileza y el control al combinado nacional, bendita su vuelta tras dos años de ausencia, y Aldama y Garuba demostraron que, ahora mismo, están a un nivel superior al del resto de sus compañeros. Dio la sensación de que incluso España se permitió el lujo de practicar para el resto de duelos que le esperan en los próximos días, esos que permiten el acceso a los Juegos de París . El siguiente reto, este miércoles ante Angola. Si hay victoria, España ya estará en semifinales. Mientras España sonreía por ver cómo Lorenzo Brown era de nuevo su base titular, voraz y estético el baloncesto nacional cuando el estadounidense está al mando, al Líbano le dio por aterrizar en el Preolímpico con una buena carga de pirotecnia. Los movimientos de Spellman eran atronadores y el joven Khayat quería hacerse notar, tanto que dejó para la galería un impresionante mate sobre Willy Hernangómez . Fantásticas acciones que los chicos de Scariolo minimizaron con mucha calma y acierto desde el triple. Llull y López-Arostegui sumaban de tres en tres y el mismo Willy hacía mucho daño con sus danzas en el poste bajo. La ventaja subía como la espuma, aunque la rabia de Spellman la disminuyó con un triple desde el medio del campo en la última posesión del primer cuarto. La irrupción de Garuba en el duelo hizo recular al Líbano. El pívot mostró todo lo que puede hacer en un par de minutos. Anotó un triple nada más salir, firmó una canasta tras un gran movimiento en el poste, anotó después de un rebote ofensivo y cerró su ráfaga con un potente tapón sobre Mansour . Atónitos ante tal despliegue, los de Oriente Próximo mostraron dudas, y España lanzó el puño. Las rotaciones de Scariolo conjugaban quintetos muy atractivos, eficaces, enfocados a que las circulaciones fuesen muy fluidas y extensas. También a que la defensa no se descuidase. En ese escenario destacó Aldama , hombre llamado a liderar a España en las guerras venideras. De momento, sus acciones permitieron a la selección llegar al descanso 20 puntos arriba. El partido se convirtió en espectáculo en clave española, todo un desfile militar. Brizuela, Pradilla y Alberto Díaz se hicieron con los mandos de la situación, hambrientos de minutos los menos habituales. La oposición era nula y la selección quería disfrutar, sentirse libre de presión, pues los próximos días se antojan opresivos a más no poder. Un fallo condenaría al equipo a perderse los Juegos, algo que no ocurre desde 1996.