El huracán ‘Beryl’ pasó rápidamente de ser una tormenta tropical a ser el huracán de junio más fuerte registrado en el océano Atlántico. Su fuerza y veloz intensificación fueron inusuales para un ciclón tan temprano en la temporada.
Este año, eso es especialmente alarmante, ya que los meteorólogos esperan una temporada de huracanes en el Atlántico excepcionalmente activa. El peligro de que las tormentas aumenten de velocidad de forma repentina es que se pone en riesgo, principalmente, a las comunidades costeras y dejar cicatrices duraderas.
La intensificación rápida ocurre cuando un huracán aumenta al menos 35 kilómetros por hora en un período de 24 horas, de acuerdo con The Conversation. ‘Beryl’ superó ampliamente ese umbral, al pasar de la fuerza de tormenta tropical, a 70 kilómetros por hora, a la fuerza de huracán mayor, a 130 kilómetros por hora, en 24 horas.
Un ingrediente clave para una rápida intensificación es el agua caliente, por lo que la temperatura del océano debe ser superior a 27 grados.
Además del alto contenido de calor del océano, las investigaciones han demostrado que otros factores ambientales normalmente deben coincidir para que se produzca una intensificación rápida. Entre ellos están la baja cizalladura vertical del viento, una atmósfera húmeda que rodea a la tormenta y la cantidad de aire que se respira hacia el centro.
En los últimos años, los océanos se han calentado cada vez más como una de las consecuencias del cambio climático. Debido a eso, se prevé que los modelos de predicción ahora se enfoquen en anticipar la intensificación rápida de los ciclones para alertar sobre posibles amenazas potenciales.
El modelo de huracanes más reciente de la NOAA, el Sistema de Análisis y Pronóstico de Huracanes, promete mejorar aún más los pronósticos de huracanes, y la inteligencia artificial podría proporcionar más herramientas para predecir una intensificación rápida, explica The Conversation.