Me echo a temblar cada vez que Sánchez habla de su lugar en la historia. Quiere que su nombre pase a la posteridad con letras doradas y que las próximas generaciones le recuerden como al domador que mantuvo en la jaula a la fiera de la extrema derecha y que apaciguó la embestida independentista de Cataluña. Que lo desee no me parece mal, desde luego. Lo que me asusta es que piense que va camino de conseguirlo. Lo de la fiereza de la extrema derecha no deja de ser un chiste si lo comparamos con la que exhiben sus socios de la extrema izquierda, pero admito que es un discurso eficaz para sus intereses electorales. Parafraseando su propia terminología podríamos...
Ver Más