El reconocimiento y la visibilización de la homosexualidad propia es otra lección de valentía de futbolistas como Merel, Willy y tantas otras, que, desde hace años, ha hecho posible una cultura de normalización y aceptación sin precedentes. Lamentablemente, todavía en pleno siglo XXI, aún faltan muchos desafíos por superar en la lucha por la igualdad y el respeto tanto en el fútbol femenino como en otros ámbitos.