Lo califica Carlos Alcaraz como «superhumano», aunque luego recapacitó. Le sorprende, pero no tanto que Novak Djokovic haya acortado tanto los plazos de una operación de rodilla que apenas 25 días después esté en la pista de Wimbledon con un nivel con el que aspira a todo. El serbio, hay que recordar, llegó a Roland Garros con dudas y sin títulos en su vitrina. Una situación atípica por todo su historial. Sus actuaciones en la Philippe Chatrier no ayudaron a decidir si estaba preparado o no para defender la Copa de los Mosqueteros, aunque de Djokovic no se puede esperar otra cosa cuando se observa el trofeo al final de la semana. Pero se quedó antes. Después de recuperaciones complejas porque apuró hasta las tres de la madrugada en uno de ellos ( ante Lorenzo Musetti ) y tuvo otro duelo de más de cuatro horas y media en la siguiente ronda ( ante Francisco Cerúndolo ), la rodilla, que ya venía avisándolo, se resintió. Después de su triunfo ante el argentino en octavos, el serbio anunció que se daba de baja de París por un desgarro en el menisco, dejando el hueco libre para que Casper Ruud pasara a semifinales sin jugar. Él tenía otros planes: pasar por un quirófano al día siguiente mismo de su renuncia porque tenía en la mente el objetivo de volver a París en julio para colgarse una medalla de oro que le falta en su inmenso palmarés (tiene un bronce de Pekín 2008). Los Juegos eran la respuesta más lógica y oficial a esa intervención en la misma capital francesa para tratarse el menisco. Pero es Djokovic, un atleta todoterreno que no quiere dejar escapar ninguna oportunidad de besar más trofeos en su carrera. «Cuando me operé tenía muchas dudas, pero hablé con muchos deportistas que habían pasado por lo mismo, como Taylor Fritz, y se recuperó en 21 días desde Roland Garros hasta Wimbledon. También Stan Wawrinka y Lindsey Vonn compartieron esa experiencia. Y hablar con ellos me dio confianza y optimismo en que si la rehabilitación se hacía bien y la rodilla respondía, algo que es impredecible, había una buena oportunidad de jugar en Wimbledon», explicó Djokovic en la rueda de prensa previa al torneo. Aseguró que había pasado una semana de muy buenos entrenamientos y aumentando la exigencia en los últimos tres días, con grandes resultados ante Sinner, Tiafoe, Rune y Medvedev. «Situaciones en las que he probado la rodilla al máximo, con cambios de direcciones, y ha respondido muy bien. Por eso estoy en el cuadro final de Wimbledon». Eso sí, advirtió: «No he venido a probarme a mí mismo y los demás si puedo competir uno o dos partidos. Vengo a por el título». Djokovic admitió que hasta su mujer le preguntó si no sería más conveniente descansar para preparar bien los Juegos Olímpicos, toda vez que venía de jugar en tierra, ahora se tiene que adaptar a la hierba y en menos de diez días tendrá que volver a la superficie roja. Pero así es Djokovic y así ha escrito su leyenda: «No tengo una respuesta para eso. Todo lo que puedo decir es que tengo ese sentimiento de no perderme ningún Grand Slam mientras esté en activo y con este nivel. No es miedo a perderme alguno, es más ese deseo increíble de jugar, de competir. Sobre todo en Wimbledon, el torneo que siempre he soñado con ganar desde que era niño. En mi cabeza, no parecía correcto saltarme esta parada. Es la primera vez que tengo que este problema en la rodilla y quería ver en cuánto tiempo podía recuperarme, si podía volver a competir al mejor de cinco sets en hierba y con los mejores en tan poco tiempo». Ese idilio de Djokovic y Wimbledon es real. El serbio ha ganado siete coronas (2011, 2014, 2015, 2018, 2019, 2021 y 2022) y aspira a una octava para alcanzar a Roger Federer. Enlazó desde cuartos de 2017, ante Tomas Berdych, hasta la final de 2023, contra Carlos Alcaraz, sin perder. Son 92 triunfos y solo once derrotas. Y quiere recuperar los galones. Por eso, va a por todas. A por el título y sin sentir que deba tomar demasiadas precauciones una vez que salga a la pista. Nadie sabe mejor que él cómo está su rodilla: «Quizá este tiempo no es lo ideal desde el punto de vista de los médicos y los especialistas que, normalmente, te dicen que esta intervención tiene una recuperación de entre tres y seis semanas. Pero también es una sensación individual y subjetiva. Todo el mundo tiene su particular respuesta a la recuperación, a los ejercicios». Así, el martes 2 de julio tendrá su prueba de fuego: ese primer partido para su rodilla ante Vit Kopriva , 27 años y 123 del mundo, a quien nunca se ha enfrentado.
