“¿Pero es solo una cuestión política o de verdad quieren a mi hijo?”. Esta fue la pregunta que hizo Sheila Ebana, madre de
Lamine Yamal, cuando se reunió con la Real Federación Española de Fútbol (
RFEF), que se movió rápido para intentar convencer al joven delantero del
FC Barcelona que entonces acababa de cumplir 16 años y estaba abordado por la insistencia de la federación marroquí, que pretendía convencerle especialmente a través de su padre Munir.
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