El presidente andaluz ha salido airoso del debate de política general, que no ha llegado a ser un debate sobre el estado de la comunidad. Y si ha sido así es porque ha sabido fijar un marco ganador antes de entrar al ring: el agravio de la financiación. Desde hace años, el modelo vigente castiga a Andalucía. Pero bajo el sanchismo se han dado dos agravantes: que la ministra sea la andaluza María Jesús Montero, lo que deja al socialismo andaluz en fuera de juego, al pasar de liderar la protesta contra el sistema a ser la guardiana del sistema, sin sonrojarse demasiado mientras pisa el charco de las contradicciones; y que Cataluña reclame una «financiación singular», eufemismo de la...
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