Siguiendo la estela de poetas como Goethe o Schiller, que escribieron versos sobre la montaña de Montserrat, el compositor Richard Wagner utilizó este enclave en dos de sus óperas más famosas: Parsifal y Lohengrin, lo que generó el mito de que el Grial había estado en la montaña mágica de Cataluña.
Llama la atención que, cuando el Gran Teatro del Liceo representó por primera ver la obra de Wagner, el decorado tuviera dibujadas las inconfundibles agujas de Montserrat. En todo caso es un hecho que el 23 de octubre de 1940, durante la visita del Reichsführer de las SS, Heinrich Himmler, a Barcelona, solicitó ser llevado a Montserrat.
En la biblioteca de la abadía el mandatario nazi solicitó –para sorpresa de propios y extraños– los documentos que acreditaban la presencia del Grial en el lugar. El padre Andreu Ripoll negó la mayor y se dice que Himmler exclamó enojado: "¿Cómo es posible? En Alemanía todo el mundo sabe que Montserrat es la montaña del Santo Grial".
La culpa era de Wagner que dejó escrito, entre otras cosas, que "en ninguna parte encontrará el hombre la felicidad y la paz, sino en su propio Montserrat"