Iniciar la práctica para convertirse en runner puede parecer desafiante si no estás en forma. Sin embargo, hay una guía práctica que te muestra cómo dar ese primer paso y empezar a correr sin importar tu condición física inicial.
Estas recomendaciones son fundamentales tanto para principiantes como para quienes desean retomar esta actividad física, ofreciendo los pasos esenciales para una vida más activa y saludable.
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Para iniciar tu camino como corredor, es clave seguir un plan de entrenamiento diseñado específicamente para tus capacidades, objetivos y estilo de vida.
Según Andrea de Ayala, especialista en running, para el sitio ABC, el enfoque no debe ser compararse con otros, sino competir con uno mismo. Establecer metas realistas es clave para mantener la motivación y la disciplina a largo plazo.
Ayala también recomienda variar las rutas de carrera para mantener tanto la frescura mental como los beneficios físicos. Esto implica explorar diferentes paisajes y ajustar el terreno según el tipo de entrenamiento:
También es muy importante hablar con un médico antes de empezar a correr. Al ser una actividad de alto impacto, es importante que el profesional evalúe si estás en condiciones de empezar a realizarla.
Otro punto importante a tener en cuenta es ponerse objetivos realistas: si nunca corriste, no comenzarás haciendo 40 kilómetros por día. A medida que practiques la actividad, podrás ir mejorando tu ritmo y haciendo distancias más grandes.
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Correr fortalece el sistema cardiovascular y respiratorio, ayuda a controlar el peso, fortalece los huesos y músculos del sistema locomotor, y eleva la autoestima.
Además, tiene efectos positivos en la reducción de la ansiedad y el estrés, promoviendo una sensación de bienestar gracias a la liberación de endorfinas.
Según el sitio web Abc.es, correr es una excelente manera de mejorar la resistencia cardiovascular. La práctica regular de este ejercicio optimiza la capacidad cardiorrespiratoria, y mantiene la salud del corazón y del sistema circulatorio en condiciones óptimas.
Incluso dedicar tan solo 10 minutos diarios a correr o hacer cualquier tipo de ejercicio puede reducir significativamente el riesgo de enfermedades cardiovasculares, así como mejorar el índice de masa corporal (IMC). Además, contribuye a la disminución de los niveles de colesterol y la presión arterial.