El presidente de Argentina, Javier Milei, brindó un discurso en Praga al recibir un premio del Instituto Liberal de República Checa, en el que afirmó que probablemente le den “el Nobel de Economía” junto con su jefe de asesores, Demian Reidel, si les sale bien el plan económico.
El Instituto Liberal de República Checa es una organización dedicada a la promoción de políticas económicas liberales y el fomento del debate intelectual, entremezclado con ideas cercanas a la extrema derecha que avanza en Europa. El premio recibido por Milei es un reconocimiento a “sus esfuerzos” en la implementación de políticas económicas basadas en principios de libre mercado.
Durante su discurso, Milei destacó la importancia de las políticas económicas que están implementando y mencionó la posibilidad de recibir un Nobel de Economía si su plan resulta exitoso.
“Este tipo de cuestiones son importantes, medulares, a punto tal que con mi jefe de asesores, el doctor Demian Reidel, estamos reescribiendo gran parte de la teoría económica para poder derivar optimalidad de Pareto, tanto estático como intertemporal, teniendo funciones de producción no convexas”, afirmó el mandatario ultraderechista.
Milei y su jefe de asesores, Demian Reidel, están trabajando en una serie de reformas económicas que, según ellos, tienen el potencial de transformar significativamente la teoría económica existente. Estas reformas buscan resolver problemas históricos como el conflicto entre la fábrica de alfileres y la mano invisible.
Pero, ¿qué quiere decir Milei con la optimalidad de Pareto? Este concepto, también conocido como eficiencia de Pareto, es un concepto económico que establece que una situación es Pareto-óptima si no es posible mejorar la situación de un individuo sin empeorar la de otro. En otras palabras, una situación Pareto-óptima es aquella en la que los recursos se han asignado de la manera más eficiente posible, de modo que no hay forma de hacer que alguien esté mejor sin que alguien más esté peor.
El concepto de optimalidad de Pareto fue desarrollado por el economista italiano Vilfredo Pareto a principios del siglo XX. Pareto observó que muchas soluciones económicas beneficiaban a algunas personas mientras perjudicaban a otras. Le interesaba encontrar soluciones que ayudaran a algunas personas sin perjudicar a nadie más.
La optimalidad de Pareto es un concepto importante en economía del bienestar, ya que proporciona un marco para evaluar la eficiencia de las asignaciones de recursos. Sin embargo, es importante tener en cuenta que la optimalidad de Pareto no es sinónimo de justicia o equidad. Una situación Pareto-óptima puede ser injusta o desigual, ya que no tiene en cuenta la distribución del bienestar entre los individuos.
Ahora, desde el lente libertario, ¿es esta teoría realmente aplicable? Pues, en parte, respeta las decisiones individuales y las transacciones voluntarias, principios fundamentales del libertarismo, puesto que, quienes profesan este modo de economía, apunta a la totalidad de la liberalización del mercado y la ausencia del Estado, considerando que esto tenderá a ser un ecosistema más eficiente.
Sin embargo, la optimalidad de Pareto no considera cómo se distribuyen inicialmente los recursos, lo que podría perpetuar desigualdades, un punto crítico para muchas ideologías que buscan la equidad.
En situaciones donde se requieren intervenciones para corregir fallas del mercado o proporcionar bienes públicos, la aplicación estricta de la optimalidad de Pareto puede ser limitante.
En la práctica, alcanzar un estado de optimalidad de Pareto a nivel macroeconómico es extremadamente difícil. La economía global está llena de imperfecciones del mercado, externalidades y desigualdades que complican la implementación de este principio.
