Anna Politkóvskaya (1958-206) y Victoria Amelina (1986-2023), dos mujeres que se adentraron valientemente a investigar, exponer y denunciar secuestros, crímenes de guerra, asesinatos, acaban sus días en manos de sus denunciados. Estas dos mujeres se hallaban comprometidas con los derechos humanos. Su testimonio denuncia lo que no está bien. Sirve para entender los entresijos de nuestra época, conocer el origen y contexto histórico de la contienda y reflexionar sobre todo ello. ¿Quién fue Anna Stepánovna Politkóvskaya? La periodista nace en Nueva York en 1958. Sus padres, ucranianos, empeñaban su trabajo de diplomáticos en representación de la URSS en Naciones Unidas. Reconocida por sus reportajes sobre la Segunda Guerra Chechena donde denuncia crímenes de lesa humanidad en la guerra ruso-chechena informa valientemente de los secuestros y asesinatos acaecidos a periodistas. La periodista informa sobre saqueos, contrabando, malversación, graves crímenes perpetrados por paramilitares rusos, torturas contra jóvenes checos, rebeldes o no, sobre violaciones perpetradas a mujeres chechenas, etc. Su oposición al presidente ruso Vladímir Putin le valió su arresto, tras lo cual fue envenenada, y finalmente acribillada en el ascensor de su casa en Moscú. Los medios rusos oficiales, como pasa en las autocracias, silenciaban o callaban lo que ocurría. Alexander Litvinenko , un ex-espía ruso especialista en crimen organizado, rastreó su muerte. Logró encontrar a los ejecutores de su muerte aunque no al ideólogo que la planteó. Finalmente murió envenenado, antes escribió: «Cuando veo lo que sucede en el país, me siento como si estuviera en una auténtica prisión, en un lugar donde las libertades constitucionales solo se aplican a los miembros de la mafia que nos gobierna». Los líderes de los guerrilleros chechenos cometieron igualmente graves crímenes contra prisioneros y civiles rusos y chechenos, no afines, o decapitaron a rehenes extranjeros en la guerra ruso-chechena. El origen del nacionalismo checheno se debe a que el islam activista se difundía entre los chechenos rebeldes a través de los jeques, imanes que pretendían establecer un estado islámico en Transcaucasia. Frente a ello la imperial Rusia inició la conquista del norte del Cáucaso con motivo de amparar las minorías cristianas de las regiones de Georgia y otros territorios cristianos. Los conflictos étnico religiosos entre territorios como Armenia y Azerbayán , hasta ahora habían estado bajo el manto de la esfera soviética, preocupaban por su posible extensión a los mandatarios rusos. Los antecedentes de las dos guerras chechenas los podemos situar en 1991, momento en el que se disuelve la Unión Soviética. En 1991 Rusia se disuelve debido a la situación económica y a que varias repúblicas habían declarado o estaban a punto de declarar su independencia. Mijaíl Gorbachov, Secretario General del Partido Comunista, intenta realizar reformas que fueron contestadas con su encarcelación y posterior dimisión a causa de un golpe de estado perpetrado por la facción más conservadora del Partido Comunista y la KGB. Fue el entonces presidente de Rusia Boris Yeltsin, quien paró el golpe convocando una huelga general y propuso a las repúblicas que reclamaban su independencia con un tratado de federación en 1992. Sin embargo las ricas regiones en petróleo de Chechenia o Tartaristán , de mayoría musulmana, se niegan a aceptar el Tratado de Federación de 1992. Los líderes chechenos declaran que lo que se libraba era una yihad, una guerra santa contra los rusos. Chechenia en sus comienzos era un pueblo ganadero seminómada. La complejidad del enfrentamiento checheno- ruso, que no excusa los crímenes perpetrados, el salvajismo, la ejecuciones sumarias o las violaciones de ambos, se puede apreciar en el contexto histórico del nacionalismo checheno, en el establecimiento de cosacos y rusos en Chechenia hace unos 200 años. Desde la primera invasión a Chechenia durante el gobierno del zar Pedro el Grande a principios del siglo XVIII. La consecuencia de ello fue que Chechenia fue incorporada a Rusia a finales del siglo XIX. Años después de la llegada al poder de los bolcheviques y la instauración del nuevo régimen soviético comunista en la Federación Rusa, su nuevo líder, Stalin crea hacia 1936 la República Autónoma Socialista de Chechenia e Ingusetia. Chechenia no fue una de las regiones más desfavorecidas por la URSS. Sin embargo, en plena 2ª Guerra Mundial, hallándose las tropas de Hitler a las puertas de la capital chechena, Grozni, Stalin acusó de colaboracionista a los chechenos rebeldes nacionalistas. Parece cierto que una facción pequeña celebró la llegada de Alemanes pensando en su liberación de Rusia, aunque lo cierto es que más de 17.000 chechenos combatieron junto al Ejército Rojo. Sin embargo Stalin, temeroso de los nacionalismos caucásicos decidió, decidió la deportación forzada y masiva de chechenos e ingushes a Kazajistán y Siberia, más de un millón de personas bajo la acusación de colaboracionistas . De las cuales morirán más de cien mil en crueles condiciones, el resto volverá tras la muerte de Stalin lo que originará los conflictos entre chechenos, rusos, georgianos y armenios. Sólo la llegada de Nikita Jrushchov permitió que los sobrevivientes volvieran a sus hogares hacia 1957. La primera guerra ruso-chechena (1994-1996) tuvo lugar a causa de la invasión del ejército ruso al ocupar Chechenia. En este momento las fuerzas rusas no contuvieron a los guerrilleros chechenos separatistas, que aunque con menor armamento, conocían el terreno, las montañas, escondrijos. Rusia realizó, tras lo impopular de sus bajas, Murieron cerca de 5500 soldados rusos, iniciaron un ataque indiscriminado de artillería y aéreo contra la capital chechena, Grozni. Con ello murieron unos 25.000 civiles de Chechenia. Las tropas rusas infligieron crímenes y torturas en pequeños núcleos, como en Samashki contra civiles con ejecuciones sumaria. Los independentistas chechenos no se quedaron atrás, en respuesta tomaron rehenes, emplearon bombas-trampa, etc. Murieron miles de civiles y más de medio millón de personas se desplazaron de la zona de conflicto en Chechenia, de manera que tuvo lugar una limpieza étnica de la población rusa de Chechenia. En 1997, ante las elecciones rusas Boris Yeltsin declara su intención de, por primera vez, dialogar con los chechenos, declara repúblicas autónomas de Russia a Chechenia y Tartaristán. La segunda guerra ruso-chechena (1994-1996) la comenzó Rusia en 1999, la razón la ocupación de Chechenia y los guerrilleros islamistas de la Brigada Internacional Islámica, el territorio vecino de Daguestán. Del resultado de estas largas contiendas La población rusa pasó de un 25 % en 1989 a un 4 % en 2002. Victoria Amelina , escritora e informática, al igual que Anna Politkóvskaya, de ascendencia ucraniana, fue ganadora del Premio Literario Joseph Conrad y finalista del Premio de Literatura de la Unión Europea. Recopila testimonios de guerra con lo que se adentra en la oscuridad de la política rusa. Su conocimiento la lleva al compromiso y a la denuncia. La escritora relata en sus escritos los avatares e historia de una región de Europa que ha pertenecido a distintos territorios, reinos e imperios a lo largo de la Edad Media. En Un hogar para Down, relata el conflicto bélico que sufre Ucrania a través del periplo de una familia, de su deambular desde antiguo, sin rumbo fijo. Busca superar las heridas del pasado, escapar del totalitarismo ruso. Afrontar el futuro con el soporte de la familia y de su confusa y entrelazada historia. Narra la tragedia de un pueblo, de Ucrania. Indica la evidencia de la búsqueda de un lugar en el mundo tras la desaparición de la Unión Soviética. De sus textos se desprende el deseo de ucranianos y rusos de desligarse del totalitarismo donde campa la inseguridad, la falta de libertad, la arbitrariedad, el abuso de poder. Reclama una nación de ciudadanos libres que pretenden estar lejos de la autocracia. Reivindica la necesidad de los ciudadanos que los proteja en un marco institucional que les permita pensar, opinar, comer, amar, libremente, en casa y fuera de él, con leyes ecuánimes y justas, que protejan a los débiles. Pretende que se sepa de su historia para que no se repitan los genocidios y deportaciones. A un mes de la edición de su última y explícita novela, donde denuncia crímenes de guerra acaecidos en su país, muere en 2023, víctima de un bombardeo a la población civil de Kramatorsk mientras cenaba en un restaurante con periodistas. El contexto histórico, los antecedentes, ayudan a conocer lo ocurrido. Ucrania es un territorio conformado por etnias, lenguas y pueblos diversos. Ha padecido guerras y atrocidades en especial bajo el mandato de los regímenes nazi y comunista . Ucrania es únicamente independiente por un breve periodo tras la I ª Guerra Mundial, e intervenida a continuación por la Rusia bolchevique, la Alemania nazi, o la Unión Soviética. En 1991 aparece con sus fronteras actuales. En su transición hacia la democracia, la mafia y la corrupción se fueron asentando en ella. Ucrania comienza siendo parte de una federación de pueblos eslavos bajo la autoridad vikinga de Suecia. Es invadida por los mongoles, incorporada a la incorporación a la Rus de Kiev (federación de tribus eslavas orientales), tras la desintegración del Imperio Austro-Húngaro, integrada en el reino de Polonia, sufrirá los ataques de tártaros y de los corsarios de Crimea, formará parte del Gran Ducado de Lituania, de la República de Las Dos Naciones, o será integrada en el Imperio Ruso. En los años 1932-1933, una hambruna conocida con el nombre de Holodomor , acabó con la vida de un millón y medio de población ucraniana en la por entonces República Soviética de Ucrania y otras regiones soviéticas. A Stalin, presidente de la república soviética, se le acusa de eliminar el movimiento independentista ucraniano y de otras regiones ubicadas a lo largo de los ríos Volga, Don y Ku. Las causas fueron varias, en todo caso fue prioritaria lo que sobrevino a la puesta en marcha de la colectivización agraria impuesta por Stalin. La cosecha había sido mala y los campesinos se negaron a aceptar los planes de colectivización, en respuesta Stalin dejó sin grano a los campesinos ucranianos, eliminó las raciones de alimentos y decretó la pena de muerte a los campesinos que robaran a las cooperativas. El resultado fue que cientos de miles de opositores a la colectivización, familias campesinas, y otros, fueron ejecutados, enviados, a campos de forzados, deportados a Siberia o a Kazajistán, murieron en el transcurso o después. Unos días después de la invasión nazi en Polonia de 1939, la Unión Soviética firma un pacto con la Alemania nazi . El acuerdo, aunque secreto, consistía en la partición de Polonia. Con ese fin Stalin decretó asesinatos en masa de oficiales del ejército, policías, intelectuales y otros civiles polacos. Fueron ejecutaron mediante emboscadas a los profesores e intelectuales sitos en el paraninfo de la Universidad o en el caso del resto de la intelectualidad y el estamento militar, el bosque de Katin. Un hito significativo en esta historia tiene que ver con Volinia, región al oeste de ucrania, que en la Segunda Guerra Mundial era una zona disputada por polacos y ucranianos. Habitada por unos y otros, una minoría ucraniana se sintió discriminada y recurrió a medios terroristas contra el poder estatal polaco, esa minoría estaba formada por un ejército ucraniano de raíz ultranacionalista patriota fundado y dirigido por la Alemania nazi. Estos guerrilleros operaban contra el ejército soviético pero también contra la población ucraniana que se mostraba partidaria de Rusia, y contra la población judía y polaca. Los guerrilleros realizaron una limpieza étnica sobre aldeas y pequeñas localidades campesinas en la región de Volinia donde residía población polaca. En el «Domingo Sangriento» ucranianos exacerbados asesinaban a civiles polacos, mientras otros ucranianos exponían sus vidas para salvar la vida de sus vecinos polacos. Como conclusión puede que valga el que ante la complejidad con las que luces y sombras tejen y entrelazan historia y vidas, sobresalen mujeres como Anna Politkóvskaya y Victoria Amelina, quienes nos alumbran con la brújula de su dadivosidad, ética y honestidad. Maruxa Duart Herrero, Doctora en Historia
