Javier Milei, el actual presidente de Argentina, recibió el pasado viernes el Premio Juan de Mariana 2024 a una trayectoria ejemplar en defensa de la libertad. La entrega tuvo lugar durante la Cena de la Libertad en el Casino de Madrid y congregó a la plana mayor del liberalismo patrio. Pero una pregunta sobrevolaba en el ambiente: otorgándose este premio a una trayectoria vital en defensa de la libertad, ¿no es acaso prematuro entregárselo a Javier Milei al inicio de su presidencia y, por tanto, antes de que haya podido desplegar la mayor parte de su programa político?
Y sí, la concesión de este premio en estos momentos acarrea riesgos incuestionables, no porque las políticas liberales de Milei puedan terminar resultando insuficientes para terminar reflotando la economía argentina –en una situación enormemente compleja tras el desastre que ha generado el peronismo–, algo que desde luego podría suceder pero que no lo haría desmerecedor del premio. El gran riesgo es que Milei, como cualquier político, pueda terminar protagonizando virajes ideológicos en el futuro que hielen la sangre a cualquier liberal.
No existen garantías de que en el futuro Milei se mantenga fiel a sus ideas presentes y, en tal caso, el premio a una trayectoria ejemplar en defensa de la libertad podría acabar desluciendo.
Sin embargo, el jurista y liberal argentino, Ricardo Manuel Rojas, encargado de uno de los encomios a Milei durante el acto de entrega del premio, proporcionó el argumento clave a favor del mismo: a Milei se le ha premiado en junio de 2024 por lo que ha logrado, en favor del liberalismo, hasta junio de 2024. Y lo que ya ha logrado hasta el momento ha sido extraordinario: a saber, que un país profundamente liberticida y estatista abrace de manera mayoritaria las ideas de la libertad y entienda que ha de cambiar de raíz su rumbo si quiere aspirar a ser próspero en el futuro.
Milei ha popularizado durante años con enorme éxito el liberalismo económico en el país del Cono Sur y por eso recibió el Premio Juan de Mariana. El futuro desde luego no está escrito, pero el pasado sí lo está.
