El señor de los anillos o Harry Potter ya lo hicieron hace años. La novela fantástica no es la primera vez que se sitúa entre los bestsellers de las editoriales de todo el mundo. Ahora, durante el último año y gracias a populares sagas como Blackwater o las escritas por Brandon Sanderson, la fantasía vuelve a ocupar los primeros puestos en las estanterías de toda España. Mitología, magia o aventura, tres de los grandes temas sobre los que se construye la novela fantástica son ahora también los cimientos sobre los que Arden Montag, pseudónimo de los escritores César G. Antón y Paula Gonzalo, se han sumado al boom de lo fantástico para construir su nueva novela, Terradraga (editorial Minotauro).
La fantasía utiliza historias repletas de elementos ficticios que juegan con el imaginario del lector en un mundo sin límites. Un sinfín de posibilidades que podría ser el causante de la conexión que suscita especialmente entre las nuevas generaciones. Este boom de la novela fantástica que vive el mercado editorial en España podría explicarse en palabras de Marta Rossich, directora literaria de Nova, el sello de fantasía de Penguin Random House, como una “tormenta perfecta” que ha hecho eclosionar el género fantástico dentro de la literatura mainstream.
“Hay un auge claro de la fantasía. Tanto en crecimiento de interés, en ventas y en relevancia en los medios y librerías. En general, todo el sector está publicando más literatura de fantasía, apoyada, por ejemplo, por el trasvase de las adaptaciones audiovisuales. Antes la fantasía era un género de nicho, ahora se han conseguido romper barreras”, explica Rossich para este medio.
Un universo completo y bien desarrollado, con una historia, geografía y características propias. Esta es la base de cualquier novela fantástica que, sumada a la profundidad de unos personajes que enfrenten conflictos y dilemas con el paso de las páginas, consigue una conexión emocional con aquel que sostiene su cubierta. Una conexión especialmente fuerte entre las generaciones jóvenes y adolescentes. “La fantasía tiene éxito entre los jóvenes por su característica esencial basada en la construcción de mundos y la ambientación, que conecta primordialmente con este sector de edad”, apunta Rossich.
Rocío Rubio, de 22 años, es el ejemplo de una joven que ha llenado su estantería de literatura fantástica: “Recuerdo Los juegos del hambre y Divergente como los primeros libros de fantasía que leí. En mi adolescencia fueron muy populares y supusieron la toma de contacto de muchos adolescentes con la fantasía”. “Actualmente, sagas como Blackwater son las que despiertan mi interés. El hecho de que esté dividido en entregas hace que te leas un libro y quieras más, te deja con la intriga”, explica Rocío.
El fenómeno de las sagas ha sido uno de los elementos que ha participado en este nuevo resurgir de lo fantástico. Grandes títulos como Nacidos de la bruma o El archivo de las tormentas, ambas del escritor estadounidense Brandon Sanderson, han supuesto un antes y un después en el género. Tal y como expresa esta joven lectora, la publicación por partes de una historia que cuenta con finales abiertos o intrigantes genera un mayor interés en el lector. No obstante, “escribir sagas, como hace Brandon Sanderson, también conlleva un compromiso muy serio con el lector. Hay sagas que mueren cuando el lector piensa que están finalizadas. Existe un riesgo”, afirma Rossich.
Esta expansión en diferentes novelas de una misma historia tiene dos motivos claros. Según Mariló Álvarez, editora de Minotauro, el primero de ellos es que la creación de un mundo tan extenso y completo de detalles posibilita la extensión de la historia en diferentes tramas. Asimismo, “las sagas tienen influencia del sector audiovisual, los lectores jóvenes están acostumbrados a ver series divididas en capítulos, y esto se transmite a las entregas de sagas literarias”, explica Álvarez.
En España, el fenómeno de las novelas fantásticas tiene varios antecedentes claros. Laura Gallego y su saga Memorias de Idhún acumulan cientos de miles de ejemplares vendidos desde su publicación a principios de los 2000. Sin embargo, los antecedentes de la literatura a nivel mundial y ya dentro del mainstream literario son evidentes. Tolkien y Rowling se llevan el reconocimiento de haber impulsado el género hasta el éxito que recibe en nuestros días. Según Marta Rossich, “muchos jóvenes han crecido leyendo libros como Harry Potter, esto ha conseguido romper barreras y eliminar prejuicios” que han facilitado el auge de un género antes no tan considerado.
El acceso a literatura fantástica desde la infancia también ha propiciado que este género no se limite a los jóvenes. Aquellos niños que en su momento tuvieron entre sus manos uno de los libros de El señor de los anillos, ahora, siendo adultos, siguen dejando abiertos sus brazos a cualquier otra obra del género que marcó su infancia y determinó su gusto literario.
Además, la literatura fantástica, a pesar de tomar recursos tradicionales de la literatura, también ha llevado a cabo un proceso de adaptación a temáticas actuales. “La fantasía también encuentra puntos de conexión con el presente. Hay novelas, como Terradraga, que nos hablan de una fantasía renovada con feminismo y otras nuevas temáticas sociales”, explica Álvarez.
Con una evidente influencia de la novela distópica Fahrenheit 451 y su protagonista Guy Montag, César G. Antón y Paula Gonzalo bajo el pseudónimo de Arden Montag se suman con su nueva novela al boom de lo fantástico. Terradraga pretende presentar con sus páginas a los “dragos”, criaturas legendarias mitad dragones, mitad humanas. “Es un libro para disfrutar que intenta enganchar al lector con la tradición de la fantasía épica. Hay mucha tensión, una aventura muy cuidada, un mundo completamente nuevo y muchos personajes entrelazados”, explican sus autores para elDiario.es.
Con su lema “un drago, un fuego; unidos, un incendio”, Arden Montag relata la épica aventura de dos “dragos” huérfanos que irán encajando las piezas de la historia que les une. Una historia en la que “la magia, el amor y el coraje se convertirán en la llama que alimente el fuego de la libertad”.
Para su elaboración, Arden Montag han construido un mundo propio con todo tipo de detalles. Desde geografía, fauna o flora hasta un léxico completamente nuevo. “Para crear todo un mundo fantástico hemos consultado a expertos en diversas áreas como astrólogos o expertos en botánica”. “Quisimos hacer una novela profunda, personal y lógica, integrando todos estos nuevos elementos en la historia”, cuenta González Antón.
En palabras de César G. Antón, el auge por lo fantástico podría explicarse en que los jóvenes están integrando una cultura de aprender a leer desde lo fantástico. “No diferencian ni rechazan un libro por su género, tienen menos prejuicios a la hora de abrirse a otros géneros”. Además, este auge podría explicarse también por un “intento de desafección del mundo real, por la búsqueda de la evasión, por salir de lo real”, expresa el escritor.
Desigualdad, lucha de clases, racismo, sindicalismo o feminismo. Estos son algunos ejemplos de temáticas contemporáneas que, en este caso, también forman parte de la fantasía de Terradraga. “Quisimos añadir estas temáticas más actuales, aunque siempre al servicio de la aventura”, concluyen sus autores.