Guillermo de Luxemburgo, el hijo mayor de los grandes duques Enrique y María Teresa, es a sus 42 años el príncipe heredero al trono del Gran Ducado de Luxemburgo y, dentro de muy poco, ostentará un nuevo cargo: el de ser el "lugarteniente-representante" de este pequeño país solo 30 kilómetros cuadrados más extenso que Castilla y León, pero con una de las rentas per cápita más elevadas del mundo.
¿Y qué supone ostentar un puesto tan rimbombante como este? Sobre el papel, le otorga facultades muy parecidas a las del Rey en ejercicio pero, en la práctica, le permite "entrenar" para ser el futuro rey, una práctica que no suele darse en otras Monarquías. Es decir, algo así como una subida al trono "en diferido".
La asunción de estas responsabilidades se produce después de que el gran duque Enrique de Luxemburgo haya anunciado este domingo que en octubre designará a su hijo Guillermo para este cargo de lugarteniente-representante del país, lo que tradicionalmente supone el paso previo a la abdicación definitiva del monarca.
Cuando el Parlamento le apruebe las nuevas atribuciones, las decisiones que adopte Guillermo tendrán el mismo efecto y gozarán del mismo rango jurídico que si las adoptara el gran duque Enrique, según detalló la Casa Real de Luxemburgo en un comunicado recogido por la agencia Efe.
El segundo cambio sensible en las funciones del príncipe tendrá que ver con su presencia en los actos públicos y su visibilidad ante la opinión pública, ya que hasta que, se formalice la abdicación de su padre, Guillermo irá teniendo una presencia pública cada vez mayor para garantizar una transición tranquila y natural ante los ciudadanos.
Pese a todo, el actual rey tiene la potestad de marcar las facultades que tendrá su hijo en su faceta de "lugarteniente", aunque la tradición en Luxemburgo es la de que vaya adquiriendo cada vez más preponderancia.
En este proceso de transición tendrá un papel relevante el Gobierno, que se ha apresurado a dar su apoyo a este proceso de relevo monárquico. El primer ministro luxemburgués, Luc Frieden, ha señalado que la medida cuenta con todo el respaldo del Ejecutivo y que se llevaba ya un tiempo preparando.
El anuncio se hizo por sorpresa este domingo durante las celebraciones de la Fiesta Nacional. "Con todo mi amor y toda mi confianza le deseo buena suerte de corazón a mi hijo. Debemos mirar al futuro con optimismo, sabiendo que juntos podemos lograr grandes cosas. ¡Viva Luxemburgo, viva Europa!", declaró el gran duque Enrique durante la ceremonia oficial.
Tras su discurso, el monarca recibió una larga ovación por parte del público y de las autoridades que asistieron a la ceremonia de la fiesta nacional, realizada en la Filarmónica de Luxemburgo, y al regresar a su asiento abrazó a su hijo Guillermo.
