E
n verano una de las peores pesadillas de quienes tenemos los muslos anchos son las rozaduras en ellos. Al andar, entre la propia fricción de los muslos y el añadido del calor, pueden hacérsenos rozaduras e incluso heridas, si se producen de forma constante y sostenida en el tiempo. Unas rozaduras que son tan dolorosas y molestas que
muchas veces incluso nos obligan a dejar de utilizar faldas, vestidos o faldas donde nuestros muslos puedan rozarse para evitarlas.
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