El relato del juez Joaquín Aguirre sobre supuestos contactos de Carles Puigdemont y su abogado Gonzalo Boye con el crimen organizado ruso a través de los capos Zakhar Kalashov, Vasili Khristoforov y Koba Shemarzashvili es acogido con escepticismo por los especialistas en la lucha contra esta poderosa mafia. Sí es cierto que, como se recoge en un atestado de la Guardia Civil, el letrado mantuvo un intercambio de mensajes con Josep Lluís Alay, director de la oficina del expresident, en la que salieron a relucir los nombres de 'vor v zakonen' (ladrones en ley) investigados por España y sus relaciones, pero de ahí a que hayan mantenido contactos con ellos en el marco de una operación de gran calado político es mucho más complicado de sostener. Zakhar Kalashov, número uno de la mafia georgiana , detenido por la Policía española en la operación Avispa y condenado a nueve años de prisión por el Tribunal Supremo, cumplió condena en España por pertenencia a organización criminal y blanqueo de dinero. Había sido detenido en 2005 cuando asistía a una reunión de 'vor' en Dubai y llevado de inmediato a España. Durante el tiempo que permaneció en prisión estaba considerado como el preso más peligroso que había en nuestro país. Incluso, se llegó a abortar un plan de fuga que su organización había preparado para él. Antes de ser detenido Kalashov tenía importantes relaciones en el Kremlin y de hecho era una persona cercana a los servicios de inteligencia de ese país. Al parecer, en alguna ocasión utilizaron sus servicios. Sin embargo, después de cumplir condena en España y ser expulsado a Rusia cayó en desgracia, hasta el punto de que dos años después de llegar allí, en julio de 2016, fue detenido por agentes del FSB durante un asalto a su mansión, en las afueras de Moscú. Desde ese momento, estuvo ocho años entre rejas, de modo que parece poco probable que pueda haber hecho alguna gestión ante el Kremlin para Boye y Puigdemont . El segundo de los citados por el juez Aguirre, Vasili Khristoforov, sí es un personaje de especial relevancia en el ecosistema de poder ruso . Las fuentes de la máxima solvencia consultadas por ABC lo sitúan como el enlace entre el Kremlin y el crimen organizado. En España estuvo investigado en un procedimiento contra la mafia rusa abierto en Benidorm y hasta se le llegó a intervenir el teléfono, por supuesto con la preceptiva autorización judicial. Se le detectó en su día en Ibiza, Benidorm y Marbella. Sí que es cierto que un ciudadano ruso llamado Dimitrenko, que reside en Barcelona , tenía acceso directo a Khristoforov y se le conocen relaciones con el entorno de Puigdemont . Esa sería la única vía que parece plausible de que el expresidente de la Generalitat y su abogado pudieran haber tenido acceso a ese individuo, pero en todo caso no está ni mucho menos comprobada. Como dato curioso, un detenido en 2018 en una operación contra la mafia rusa dijo que Khristoforov era « más importante que Vladimir Putin », lo que da una idea de que, en efecto, se trata de un individuo de la máxima relevancia. En 2012 el FBI situó a Khristoforov en Grecia en una reunión de 'ladrones en ley' a la que asistió Lasha Shushanasvili, un importante capo investigado por España en el marco de la operación Java, luego detenido a instancias de nuestro país tras comprobarse su asistencia a esa cita. El otro capo de la mafia investigada en ese asunto, y que actuaba en toda Europa, era su hermano Kakha. En cuanto a Koba Shermazashvili, se trata del enlace entre los hermanos Lasha y Kakha Shushanasvili. Hay intervenciones telefónicas suyas en el sumario de la operación Java en la que llama a Kakha a España para transmitirle las órdenes de su hermano. Fue detenido en Ucrania a instancias de la Policía española y condenado posteriormente. Este individuo, según las fuentes consultadas, no tiene el mínimo nivel para participar en una operación del calado de la que sugiere el juez Aguirre.