Las observaciones de Marte no dejan de fascinar a los astrónomos. Esta vez, la Agencia Espacial Europea (ESA) publicó una imagen que ha puesto en evidencia el misterioso pasado del planeta rojo.
La Agencia Espacial Europea (ESA), mediante la tecnología del Trace Gas Orbiter de la misión ExoMars, ha logrado tomar una fotografía de los 'paisajes metálicos' de Marte, una zona con colores fascinantes.
En la imagen, se aprecia al valle Mawrth Vallis, un antiguo canal del que se infiere que había agua líquida en el pasado. A fin de complementar estos datos, el rover Rosalind Franklin iba a viajar al planeta rojo, pero la invasión de Rusia a Ucrania lo impidió. De esta manera, la ESA ha revelado una historia de hace 3.600 millones de años.
Dentro del Trace Gas Orbiter (TGO), el instrumento CaSSIS de la misión ExoMars captó una impactante gama de colores desde Marte. Esta iniciativa de la Agencia Espacial Europea nos regaló una nueva imagen del Mawrth Vallis, un valle del planeta rojo que se cree que fue un antiguo canal de salida de agua.
Mawrth Vallis es objeto de estudio porque el espectrómetro de la nave Mars Reconnaissance Orbiter identificó arcillas allí. Estas arcillas o filosilicatos solo se forman si hubo presencia de agua en el pasado. Por ejemplo, en la Tierra, estas arcillas se hallan en rocas volcánicas erosionadas y sistemas hidrotermales, en las que interactúan el agua y la actividad volcánica. El celebérrimo rover Curiosity, enviado al planeta rojo por la NASA en el 2011, iba a aterrizar en esa zona, pero finalmente seleccionaron el cráter Gale.
En la fantástica fotografía, se aprecia la riqueza de Marte en hierro, magnesio y aluminio, elementos que le otorgan un aspecto oxidado. CaSSIS intenta explicarnos que las capas amarillas encontradas contienen arcillas de hierro y magnesio, recubiertas por capas blancas y azules de aluminio.
Los colores metálicos fotografiados por la Agencia Espacial Europea ponen al descubierto una historia fantástica de la gran cantidad de minerales en la superficie del planeta rojo, que empezó 3.600 millones de años atrás.
Se cree que alguna vez el agua líquida fluyó por el Mawrth Vallis. Por este motivo, ha sido preseleccionado como el lugar de aterrizaje del rover Rosalind Franklin de ExoMars. Oxia Platinum, llanura arcillosa de 200 kilómetros de ancho en el planeta Marte, también se asoma como opción principal para la llegada del citado robot.
Inicialmente, se planificó que el rover Rosalind Franklin, de seis ruedas y 300 kilos de peso, sea lanzado en 2022. La invasión de Rusia a Ucrania ha impedido comenzar la misión porque Roscosmos está involucrado en el desarrollo del proyecto. Lo más probable es que la nave espacial, cuyo nombre homenajea a una importante química y especialista de ADN del Reino Unido, no salga de la Tierra antes del 2028, por la necesidad de una plataforma de aterrizaje distinta a la rusa.
Por el momento, el Trace Gas Orbiter sigue buscando signos de habitabilidad en Marte. Pero no solo explora si la humanidad puede convertirse en inquilina del cuarto planeta del sistema solar, sino que está clasificando los gases atmosféricos y elaborando planos de su geología.
Actualmente, Marte posee una temperatura inferior a la de la Tierra, estrechamente relacionada con la distancia entre él y el astro rey. Se conoce que hay un 0,13% de oxígeno disponible en comparación con el 21% de nuestro planeta y su protección contra la radiación es limitada. Como se ha recogido evidencia que hubo agua líquida allá, los científicos envían sondas con el objetivo de identificar lugares potencialmente habitables, en especial en sectores donde pudo haberse manifestado vida microbiana. Los demás planetas del sistema solar parecen ser más hostiles...
La temperatura de Venus asciende hasta los 400 °C en su superficie: ni siquiera soportaríamos un tercio de eso. John Hallsworth, microbiologista de la Queen’s University de Belfast (Reino Unido), había dicho a la agencia AFP en julio del 2021: "El microbio más tolerante con la sequía no habría tenido ni una sola posibilidad en las nubes de Venus, y el más tolerante a un entorno ácido, todavía menos". En el caso de Júpiter, jamás lo pisaríamos porque se trata de un gigante gaseoso. Y eso ya niega cualquier esperanza.
