Han sentado las bases del futuro de la sociedad. A veces por casualidad, otras veces por intuición, pero siempre con curiosidad . Así fue como Ulrich Hartl, director del Instituto de Bioquímica Max Planck en Múnich, y Arthur Horwitz , de la Universidad de Yale, descubrieron el mecanismo por el que se pliegan las proteínas de las células. Hoy ese avance es la base de la investigación contra las enfermedades neurodegenerativas . «Fue un hallazgo inesperado, ya que contradecía el dogma imperante», ha reconocido este jueves Hartl en Bilbao, en la gala de entrega de los Premios Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento de 2024 . Hatrl forma parte de los 17 galardonados en esta edición de premios de la Fundación BBVA, que incluyen ocho categorías para reconocer las contribuciones de singular impacto en la ciencia, el arte y las humanidades. El cuidado en la elección de galardonados ha hecho que, a lo largo de dieciseís convocatorias, más de una veintena hayan sido elegidos después para el Nobel. Representan «la mejor hoja de ruta» para tomar las mejores decisiones, resumió el presidente de la Fundación BBVA, Carlos Torres Vila, en la gala. «Solo desde la diversidad de las disciplinas científicas podemos aspirar a conocer el universo extraordinario en el que habitamos», corroboró la presidenta del CSIC, Eloísa del Pino. Para Hatrl, la clave está en la investigación basada en «la pura curiosidad de saber», dijo al recoger el premio en la categoría de Biología y Biomedicina junto a su compañero Horwich, Kazutoshi Mori y Peter Walter . Una curiosidad que les une con galardonados como los matemáticos Claire Voisin y Yakov Eliashberg , reconocidos en Ciencias Básicas por tender puentes entre las geometrías algebraica y la simpléctica. Ninguno de los presentes en Bilbao ha permanecido ajeno al entorno, ni la los riesgos que planean en el horizonte. «Llevo cuatro décadas intentando introducir la naturaleza en el pensamiento económico», afirmó Partha Dasgupta , reconocido en la categoría de Economía. Su convencimiento en que el progreso ha ido acompañado de un empobrecimiento cada vez mayor de la biosfera tuvo eco en los premiados en Ecología y Biología de la Conservación, los profesores Rodolfo Dirzo y Gerardo Ceballos . Ellos constataron con sus estudios que el planeta había entrado en la sexta extinción masiva de especies. «La acción humana representa una fuerza de reversión de la trayectoria de diversificación de la biosfera», dijo Dirzo. Pero hay una ventana al optimismo, porque en el saber radica la solución. «Ya hemos programado al planeta para que se caliente a lo largo de muchos años. Este conocimiento sin duda nos apremia a reducir las emisiones en el futuro», defendieron en el escenario los cinco premiados en Cambio Climático, Dorthe Dahl-Jensen , Jean Jouzel , Valérie Masson-Delmotte , Jakob Schwander y Thomas Stocker . Una acción que se puede lograr a través de un campo de la Psicología abierto por Elke Weber , la 'arquitectura de la elección', aplicada a las decisiones medioambientales. «Nos permite diseñar entornos de decisión que aumenten las probabilidades de decidir con previsión». En cualquier caso, las puertas que abren las investigaciones de los premiados son, todavía, inimaginables. El 'padre' de la visión robótica Takeo Kanade , premiado en la categoría de Tecnologías de la Información y la Comunicación, reconoció que aunque la visión por ordenador se utiliza en todas partes, «puede que no hayamos hecho más que arañar la superficie de su potencial», dijo. «Podríamos hacer visible incluso lo invisible», vaticinó. El punto artístico lo puso Sir George Benjamin , premiado en la categoría de Música por modernizar el lenguaje operístico: «No hay nada más emocionante en el mundo que la música. La música define, sin duda, la belleza, y la luz y la verdad residen en la armonía como en ningún otro lugar».