Van cerrando librerías como va cerrándose mi corazón. Ida la burbuja necesaria de la Feria del Libro, cada tanto me llega un lamento por el cierre de una librería . De las pequeñas y bien surtidas, de aquellas en las que el librero es un faro de costa en estos mares procelosos, que son el vivir en la ciudad cada vez menos culta . Madrid debe proteger aún más si cabe esas librerías de barrio. Darle una figura de protección y no una placa de esas que sólo recuerdan melancolía . Pero la realidad es ésta. Los cines se han convertido en mítines subvencionados y muchas librerías en células políticas. Y hablo de Madrid, que es lo que mejor conozco....
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