Un país es una selva, o mejor, una fauna, sobre todo a ciertas horas y no solo en el Congreso. Ángel Antonio Herrera (Albacete, 1964) lleva décadas retratando al personal como un Félix Rodríguez de la Fuente de lo moderno, de lo urbano, de lo nuestro: es un antropólogo lírico, no tanto disfrutón, que también, como disfrutado, y desde ese hedonismo mira el mundo y lo perfila. Él, digamos, no agarra la serpiente con las dos manos para enseñarle sus fauces a la cámara, sino que la ve venir por el rabillo del ojo, y al apartarse, como en un pase taurino, nos deja una columna, una intuición de hombre. Ahora el poeta (siempre lo es) publica 'Salvaje España' (Plaza...
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