Elisabet Suárez Vargas nació en Adra (Almería) en 1984, pero lleva viviendo en Granada desde que empezó a estudiar y está plenamente integrada en la ciudad, junto a su marido y su hija de seis años. Ayer, 19 de junio, fue condecorada por el Rey Felipe VI con la Orden del Mérito Civil en acto celebrado en el Palacio Real de Madrid e incluido en las actividades conmemorativas del décimo aniversario desde que el monarca accedió a la corona. Fueron 19 los premiados y Elisabet, la única andaluza . Sólo por eso ya se siente una privilegiada, pero casi le gustó más ver que el acto no fue nada estirado ni solemne. «Al contrario, estuvo muy centrado en los ciudadanos que habíamos sido premiados, muy ameno, sencillo y cercano. Los reyes hablaron con todos nosotros, sabían lo que habíamos hecho, a qué nos ocupábamos...», recuerda. Profesora e investigadora de la Universidad de Granada , en la que ha estudió y a la que ha consagrado su trabajo, acudió a la cita con su marido y a su hija la tuvo que dejar en Granada, aunque en su colegio tuvieron el detalle de poner la tela para que pudiera ver el momento en el que a su madre le daban la condecoración. Para ella, es el reconocimiento «a unos años en los que he tenido que trabajar muy duro para llegar hasta donde he llegado», pero también entiende que ha jugado a su favor el haber trabajado por la sostenibilidad en la construcción, dentro de la universidad y a través del proyecto Life Madera , que utiliza como material los chopos de la Vega de Granada. Los datos que aporta son abrumadores: «El 40% de las emisiones de CO2 vienen de las construcciones y los edificios, y eso sin contar los que se generen en el interior de las casas. Así que hay que incidir mucho en eso, que es lo que yo hago con mis alumnos. Sobre todo con los de primer curso, los de Introducción a la Construcción, que deben saber cuanto antes que el hormigón es muchísimo más contaminante que la madera«. Apunta al respecto que la madera «deja una huella negativa. Descontamina, por así decirlo. Podemos usarla y además aquí tenemos la ventaja de que hay chopos en las cercanías, con lo que evitamos largos transportes . Podemos aplicar lo del kilómetro cero«, continúa. En su doble calidad de investigadora y docente, Elisabet Suárez considera que es «imprescindible» formar a los futuros investigadores, una tarea a la que se ha dedicado de lleno y que, eso lo deja claro, se hace en equipo. En ese sentido, comparte metafóricamente el galardón con Antolino Gallego , coordinador del proyecto Life Madera. «Ahora creo que estamos más concienciados que antes respecto a la necesidad de una construcción sostenible, de que el cambio climático está ahí y tenemos que esforzarlo por revertir en lo posible sus efectos. Los alumnos lo saben y eso debe extenderse en el futuro «, zanja. Está orgullosa de que en la Universidad de Granada se investigue bien. «Hay en marcha proyectos muy potentes», afirma, y lo que le da rabia es que mucho talento se siga disperando por falta de inversión. «Hay mucha gente extraordinariamente formada que termina su tesis y no puede seguir desarrolándose aquí. En el extranjero, donde estamos muy bien vistos en ese campo, se llevan los frutos de nuestra formación «, lamenta. Asegura que su día a día no va a cambiar lo más mínimo tras la concesión de la Orden del Mérito Civil. «Ahora estoy abrumada y mi móvil no para, pero voy a seguir con mis clases, con mis proyectos y con mi vida , aunque muy contenta de que esto me haya pasado«, concluye.