Enésimo episodio conflictivo que se vive en España a costa de un grupo de okupas . La difícil situación habitacional está comportando que cada vez sean más frecuentes las polémicas por okupaciones ilegales y sus efectos colaterales en la convivencia entre vecinos. En esta ocasión, la historia se ubica en Granada . Allí un clan okupa está protagonizando una de las imágenes virales de la semana por su violencia aunque, si es habitual ver cómo la muestran ante vecinos que se quejan por sus molestias, en este caso iba dirigida directamente contra la policía. Así, el grupo recibió con piedras y barras de hierro a una patrulla de la Guardia Civil que acudió al piso para acabar con su enganche a la luz, que también era ilegal. La escena se tomó hace escasos días en plena calle en un barrio de Atarfe, municipio colindante con Granada capital. En las imágenes se ve a una veintena de vecinos abalanzándose contra el coche de la Guardia Civil y al momento aparece un joven con un vistoso palo en mano, que acaba golpes a la parte delantera del vehículo policial. Los agentes no pudieron hacer nada y el vehículo quedó destrozado , como se constata en las imágenes con las que se acaba el vídeo viral en el que se ve el cristal delantero roto y numerosos golpes también en la puerta del maletero. Al parecer, la policía había acudido allí porque quería acabar con este suministro porque además el grupo aprovechaba la luz para cuidar plantaciones de marihuana . Según contaron los vecinos a 'Espejo Público', su reacción fue precisamente porque estaban indignados por el corte de luz que les hicieron. Negaron que en la zona se traficara con droga y dejaron claro que «se pincha la luz porque no nos ponen contadores». El mismo programa confirmó que el joven que atacó con una barra metálica el cristal era un menor de 14 años. Sus padres lo reconocieron pero aseguran que el joven tenía «sus motivos» y denunciaron además que un agente previamente lo había tirado al suelo y pegado un puñetazo. Paralelamente, 'Espejo Público' aseguró que la policía tiene ahora miedo de tener que volver a hacer acto de presencia o actuar en la barriada por la violencia con la que se encontraron.
