Lincoln. Son ucranianos, afganos y mexicanos. Emigraron a Nebraska, un estado conservador en el centro de Estados Unidos. Lejos de los acalorados debates de la campaña presidencial, las empresas locales, escasas de trabajadores, los reciben con los brazos abiertos y piden reformar el sistema legal de inmigración.
En las afueras de Lincoln, la capital del estado, está la planta del fabricante de vehículos Kawasaki. Un aviso colgado en la entrada dice: “Estamos contratando”.
Ramiro Ávalos, un mexicano que trabaja allí desde hace dos años, inspecciona los vagones de metro que pronto entrarán en funcionamiento en Nueva York. Llegó desde California con su esposa y dos hijos a esta ciudad de 300,000 habitantes. Decidió establecerse en Lincoln por “los paisajes, los parques, la calma, la ausencia de atascos, el bajo costo de la vida y muy poca delincuencia”.
No tuvo problemas para emplearse. “Solicité trabajo en Kawasaki cuando aún vivía en Los Ángeles. Hice la entrevista y me dieron el trabajo”.
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Como él, un tercio de los empleados de la planta son extranjeros. “Sin esta mano de obra tendríamos que dejar de trabajar, rechazar pedidos o fabricar nuestros productos en otro país”, explica Mike Boyle, director de Kawasaki Lincoln.
Espera que el futuro presidente, ya sea el demócrata Joe Biden o el republicano Donald Trump, “trabaje para facilitar los procedimientos legales de inmigración y traer más personas al país”. Aclara que no se trata de abrir ampliamente las fronteras: “Son dos temas completamente distintos”.
Bryan Slone, presidente de la Cámara de Comercio de Nebraska, pide al Congreso en Washington que cambie las reglas del juego para la inmigración legal, pues considera el sistema actual “obsoleto”. “No hacer nada tendría como consecuencia la desaceleración de nuestra economía”, advierte.
Propone conceder más permisos de trabajo y acortar los plazos: “Necesitamos un proceso que permita a las personas ingresar a este país, ser controladas, luego regularizadas y beneficiarse de la misma calidad de vida que nuestros abuelos cuando llegaron como inmigrantes a este país”.
La inmigración es un tema clave previo a las elecciones presidenciales del 5 de noviembre. Luego de limitar los ingresos en la frontera con México, el presidente Biden anunció medidas de regularización para cónyuges de ciudadanos estadounidenses y jóvenes graduados.
Mientras tanto, Trump, que obtuvo el 58,5% de los votos en Nebraska en 2020, critica constantemente a la administración Biden por su laxitud y usa una retórica hostil hacia los inmigrantes. Sin embargo, advierte Slone, el tema de la “inmigración es mucho más amplio que la frontera sur” y va “más allá de las elecciones y los candidatos”. Insiste en que para estados como Nebraska es una cuestión de supervivencia, pues de la migración depende que “las comunidades se desarrollen y prosperen”.
Un informe de la Cámara de Comercio subraya que “simplemente no hay suficientes personas para cubrir los puestos de trabajo esenciales para el funcionamiento de nuestra sociedad”, como los de la industria manufacturera, la agricultura o los servicios.
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Mary Choate, del Centro de Asistencia Legal de Inmigración (CLIA), lamenta que el proceso para obtener un permiso de trabajo y de residencia “puede ser muy largo”. Cita como ejemplo el caso de personas “que presentaron una solicitud de asilo en 2017″ y su entrevista prevista para 2020 fue aplazada por la pandemia y luego reprogramada para 2022. “Todavía están esperando la decisión”.
El senador republicano por Nebraska, Merv Riepe, cree que el estado “podría remediar su escasez de mano de obra” si se convierte en un lugar de acogida de migrantes. Del lado demócrata, la senadora Carol Blood subraya que “Estados Unidos necesita establecer una mejor ruta hacia la ciudadanía”, tener más jueces de inmigración para acelerar los plazos y girar más recursos hacia la frontera.
En el centro de Lincoln está la empresa familiar TMCO, que fabrica objetos metálicos. Allí, un tercio de los 230 empleados son inmigrantes o refugiados. Su directora, Diane Temme-Stinton, dice que “sin un flujo constante de inmigración, el mercado laboral se tensa” y destaca la necesidad de “más mano de obra calificada”.
De los 1.97 millones de habitantes de Nebraska, 7.1% nacieron en el extranjero. En los pequeños pueblos de esta región rural, para mantener abiertas las escuelas, los hogares de ancianos y las tiendas, “la gente dice: ‘Los necesitamos ahora’”, subraya Kathleen Grant, directora de una organización de asociaciones locales.