José Melchor Suárez se convirtió este miércoles en el reincidente más rápido de la historia al haber presuntamente delinquido delante del tribunal que lo juzgaba en la Audiencia Provincial de Las Palmas junto a otros dos acusados por un delito de tráfico de drogas. Cuando ya los tres se habían conformado con una condena de dos años, Suárez se fundió en un sentido abrazo con otro de los acusados, Said Azzouzi, momento que aprovechó para pasarle una papelina de heroína. Además de los dos policías que se encontraban a su lado, presenciaban la escena tres magistrados, una fiscal, una letrada de la Administración de Justicia y tres abogados.
El delito presuntamente cometido por José Melchor Suárez tiene unos cuantos aspectos destacables. El primero, sin duda, es el pase que trata de dar ante un tribunal y en presencia de agentes policiales; el segundo, haberlo hecho a un persona presa, condición que ostenta su compañero acusado Said Azzouzi, y el tercero, haber entrado a la Ciudad de la Justicia y a una sala de vistas, la número 16, llevando droga encima para traficar con ella.
Los hechos ocurrieron la mañana de este miércoles en un juicio de la Sección Primera de la Audiencia Provincial de Las Palmas. Presidía el tribunal el magistrado Pedro Herrera, a quien acompañaban Victoria Rosell, hasta hace pocos meses delegada del Gobierno contra la Violencia de Género, y el magistrado Francisco Liñán. Los abogados de los tres acusados y la fiscal de la causa, Paula Velasco Almendral, habían alcanzado un acuerdo de conformidad que permitía a los encausados ver reducida la pena de cinco a dos años de prisión, con multa de 1.000 euros y decomiso de dos vehículos y una pequeña cantidad de dinero incautada.
Esta pena habría permitido a José Melchor Suárez evitar la entrada en prisión, lo que no iba a ser posible en el caso de Said Azzouzi por encontrarse en situación administrativa irregular y pesar sobre él un acuerdo de expulsión del territorio nacional una vez cumplido un año de pena.
Con ese acuerdo, la magistrada ponente, Victoria Rosell, pronunció la sentencia in voce, que era de ese modo declarada firme. A partir de ese momento, los dos policías nacionales (un hombre y una mujer) que custodiaban a Azzouzi se acercan a él para comunicarle que lo van a trasladar a las dependencia de la Sección Primera de la Audiencia Provincial, tres pisos más arriba, para requerirle el pago de la multa y notificarle la condena formalmente.
Es en ese momento cuando observan cómo José Melchor se funde en un largo abrazo con el preso durante el cual saca de su bolsillo un envoltorio blanco que parece una papelina de heroína y se lo entrega a Said con la intención, supuestamente, de que este se la pudiera llevar a prisión
La mujer policía es la primera en reaccionar y grita a Suárez que se esté quieto. El destinatario de la papelina se asusta y se echa para atrás, lo que permite a la agente interceptar con sus manos la dosis de droga que se trapicheaba.
El tribunal se queda estupefacto por el grito e inmediatamente acuerda que vuelvan a sentarse los tres abogados y los tres acusados en los puestos que hasta minutos antes habían ocupado. El presidente del tribunal, Pedro Herrera, ordena a la letrada de la Administración de Justicia levantar acta de lo sucedido y se celebra una mínima comparecencia de los dos policías y del letrado defensor de José Melchor Suárez, Armando Martín Bueno, que inmediatamente manifiesta que renuncia a la defensa de su cliente en ese mismo procedimiento y cualquier otro por los indicios de haber cometido un delito delante de la Sala y delante de su propio abogado, lo que considera una falta de respeto al tribunal y a la abogacía.
El tribunal encomendó a la Policía Nacional, que a los pocos minutos recibió el refuerzo de dos agentes destinados a los calabozos de la Ciudad de la Justicia, que realizara el atestado indispensable, solicitó a la letrada de la Administración de Justicia que precintara la sustancia intervenida en un sobre de la Audiencia Provincial para garantizar la cadena de custodia y encargó a los agentes del orden que lo entregaran a Sanidad para su análisis.
Además, el presidente del tribunal ordenó la inmediata detención de José Melchor Suárez y su puesta a disposición del juzgado de guardia en un máximo de 72 horas.
El delito de entregar droga a alguien para introducirla en prisión está castigado con penas de entre 6 a 9 años de prisión. De apreciarse a este detenido y ser condenado por él, se le aplicaría la agravante de reincidencia por el delito por el que fue condenado este miércoles.