HOLGUÍN.— El colectivo de la Cervecería Bucanero S.A., cuya responsabilidad, en materia económica y productiva, enfila hacia el alza, es pionero en la línea de líquidos enlatados en el país desde los años 90 del pasado siglo, y este mes estrenó los toneles en formato de 30 litros, gracias a la instalación de una infraestructura moderna.
Según explica Erick Williams, su director general, esta productora de cervezas fue construida entre 1987 y 1990, y desde mayo de 1997 se convirtió en empresa mixta gracias a un acuerdo de la Corporación Alimentaria S.A., (del Ministerio de la Industria Alimentaria) y la entidad canadiense Cerbuco Brewing Inc., subsidiaria de la compañía belga Interbrew N.V., uno de los mayores consorcios cerveceros del mundo.
Entre 2021 y 2022, Bucanero S.A., emprendió un plan de revitalización, y ya en 2023, mostró significativas cifras de crecimiento —alrededor de un 40 por ciento— respecto al año precedente, toda vez que acumularon 1 050 000 hectolitros (hl) . En 2024 aspiran a producir 1 300 000 hl, lo cual la ubicaría cerca de los niveles de 2019.
De 7:00 a.m. a 3:00 p.m. transcurre el turno por el que rota ahora la joven Lisbet Fernández, ingeniera del laboratorio físico-químico, donde realizan observaciones de diferentes etapas del proceso y velan por el producto terminado.
«Dependiendo de la fase, los análisis varían. De existir cualquier problema, se debe retener la muestra y notificar. Con respecto al producto terminado, la conformidad le da vía al mercado. Se efectúa el examen de marcas de cerveza y malta en sus diferentes formatos. En cada línea, desde la arrancada productiva, se monitorean los horarios y la marcha hasta el final».
Desde su puesto vela por el cumplimiento de parámetros de calidad: un día analiza latas; y el otro, botellas; pero los toneles se chequean a diario, cumpliendo normas nacionales e internacionales en el cuidado de los lotes.
Empezó en la cervecería un plan de recuperación que en 2023 ya mostró significativas cifras de crecimiento. Foto: cortesía de Bucanero S.A.
Según ella, aún está aprendiendo: «Lo que hago tiene mucho que ver con lo que estudié. Mi carrera de Ingeniería Química está basada en procesos, y puedo vincularla al laboratorio, para no dar valoraciones frías», puntualiza, y habla de buscar resultados movidos y contrastar con los de otros departamentos.
Su colega Odette Montes de Oca se integró a esta industria nororiental a través de un programa de talentos lanzado en 2021 (en su primera edición), para quienes pretendían formar parte de esta gran familia: «Durante un año nos prepararon a cinco jóvenes seleccionados, en función de un proyecto designado, que debía ser demostrativo de nuestra capacidad de liderazgo, organización y solución de problemas recurrentes en la cervecería».
Aquí les ofrecieron diferentes capacitaciones, no solo de la parte tecnológica, sino también sobre cómo desempeñar la organización de un equipo y ejecutar su labor. Además, les dieron oportunidad de vencer un curso en línea, impartido desde un instituto de cervecería de Inglaterra, lo cual aumentó conocimientos acerca de la producción y sus diversas formas a escala mundial.
En ese ejercicio, identificó oportunidades de mejora en la fábrica: «A partir de ahí, me propusieron el reto de ocupar el cargo de tecnóloga de proceso, donde enfrento diversa variables todos los días, pues muchas veces sucede algo nuevo o no planificado. Enfoco mi labor en mantener la calidad de nuestros productos con menores costos».
Con Camilo García, también ingeniero químico, se cumplió el adiestramiento desde las áreas de producción. Una vez vencido el reto, ascendió de operador hasta lograr la categoría de integral, y agradeció que lo hubieran vinculado a todos los puestos de elaboración.
«En la actualidad, estoy preparándome para convertirme en tecnólogo de proceso. Apoyado en mis experiencias en la parte “en caliente” de elaboración, cocción, recepción de cebada, molida, macerado, filtrado de la molienda, hervidura, sedimentación para un posterior enfriamiento y fermentación con levadura. La transformación de azúcares en alcoholes por fermentación con levadura, es bellísima».
También estuvo ligado a la filtración, donde se alcanza el producto final: «mediante un filtro que tenemos aquí, y añadiendo aditivos, ajustamos amargor, extracto y color. Después es el almacenamiento en bodega, destinado a las líneas (enlatado, embotellado, toneles o venta a granel)».
Una de las iniciativas importantes que acometen en favor del medio ambiente es la reducción del consumo hídrico requerido para producir un hectolitro, así lograrán mayores volúmenes a partir de la disponibilidad de agua sin afectar las cuencas de la ciudad, y además reducen el consumo de energía.
La producción de toneles inició en Cuba en este enclave en 1995, con tecnología proveniente de Europa, y estuvo funcionando hasta 2013 en que se remplazó. Y ya en la región del Caribe, tras la incorporación reciente de otra línea, una de las operaciones más amplias de ese tipo la desarrolla la cervecería holguinera.
La cervecería nororiental es referencia en el área caribeña entre las industrias de su tipo. Fotos: Nelson Rodríguez Roque
Y así avanza la Bucanero S.A., al ritmo de la confianza depositada de generación en generación, cuyos ingredientes incluyen a jóvenes de ayer y hoy especializados en el arte cervecero y la industria maltera criolla.