La implosión del submarino Titán en el océano Atlántico es una de las peores tragedias que han ocurrido en los últimos tiempos. El 18 de junio de 2023, medios internacionales informaban sobre la pérdida de señal con los cinco tripulantes que buscaron descender al fondo del mar para explorar los restos del Titanic.
A raíz de conmemorarse un año de la implosión de la nave liderada por la empresa OceanGate, el diario The Mirror tuvo la oportunidad de conversar con un experto que reveló que se advirtió previamente de las inseguridades que representaba realizar esta expedición.
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En declaraciones para el medio británico, Víctor Vescoso, experto en exploración marina que siguió de cerca el caso OceanGate, afirmó que la Sociedad Técnica Marina (MTS por sus siglas en inglés) envió una carta a Stockton Rush, CEO de la empresa, advirtiéndole sobre los riesgos de realizar actividades con el submarino Titán.
Con la finalidad de detener las expediciones en el océano Atlántico, confesó: "La Sociedad Técnica Marina, MTS, escribió una carta a Stockton Rush implorándole que detuviera sus operaciones o consiguiera la subclase. Ignoró su gran experiencia colectiva y continuó sumergiéndose en un diseño y operación inherentemente defectuosos". A pesar de ello, Rush desestimó las advertencias y siguió con el proyecto que inició en el año 2009.
No era la primera vez que señalaban que la expedición promovida por la empresa era una actividad de alto riesgo. Por ello, el CEO de OceanGate ya contaba en su historial con declaraciones en las que afirmaba que los programas de seguridad marina eran "exagerados en sus reglas y regulaciones".
En 2018, David Lochridge, ex director de operaciones marinas de OceanGate, demandó a la empresa después de ser despedido por expresar preocupaciones de seguridad sobre el sumergible Titán. Lochridge señaló que el submarino utilizaba fibra de carbono para su casco, un material no probado para las profundidades extremas planeadas.
También dijo que OceanGate no realizó las pruebas necesarias para detectar fallos en el casco (capa exterior que le da forma a la nave), confiando únicamente en un sistema de monitoreo acústico, que solo detectaría fallos justo antes de un posible colapso. Además, el fabricante del visor frontal del Titán solo lo certificó para 1,300 metros, mucho menos que los 4,000 metros previstos.
La tragedia del sumergible Titán de OceanGate ocurrió durante una inmersión en el sitio del naufragio del Titanic. El sumergible implosionó a una profundidad extrema, resultando en la muerte de sus cinco ocupantes: Stockton Rush, CEO de OceanGate; Hamish Harding, empresario británico; Paul-Henri Nargeolet, explorador submarino francés; Shahzada Dawood, empresario británico-paquistaní, y su hijo Suleman Dawood.
El Titán, cuya estructura había generado preocupación debido a su diseño experimental, utilizaba un casco de fibra de carbono en lugar de los tradicionales de metal. Aunque la fibra de carbono es fuerte, su comportamiento es menos predecible bajo compresión extrema, como la encontrada a grandes profundidades. Adicionalmente, el sumergible contaba con tapas de extremo de titanio, y la combinación de estos dos materiales, con diferentes tasas de compresión y expansión, aumentaba el riesgo de fallos en su integridad estructural.
Durante el descenso del Titan hacia el Titanic, la presión aumentaba significativamente. La forma oblonga del casco del sumergible, a diferencia de la forma esférica convencional de otros vehículos similares, causaba una distribución desigual de la presión, lo que contribuyó a su implosión. La tripulación perdió contacto con el sumergible poco después de iniciar la inmersión, y los restos fueron hallados posteriormente, confirmando la tragedia.